Ver para creer: la pandemia sigue latente y nosotros continuamos haciendo nuestra vida normal, como cuando éramos felices y no lo sabíamos, lo que nos hace suponer que no pasa nada y seguimos acudiendo a eventos masivos que pueden ser un caldo de cultivo del Covid-19.
Aunque las autoridades anuncian con bombo y platillo que hubo saldo blanco en los festejos patrios, esperemos que también lo sea en contagios pero sobre todo en defunciones, pues ahora sí que no nos gustaría que se aplicara lo “del gozo al pozo”.
Cierto, la gente ya está harta de esta “nueva normalidad” impuesta por la pandemia, y tiene ganas de salir, de divertirse, está fastidiada del confinamiento, aunque en realidad fue muy poco el tiempo en que esto medio se controló, pues sólo por mencionar un ejemplo, aunque cerraron salones de fiestas la gente las siguió haciendo en sus domicilios, aun en el punto más alto de los contagios.
Por lo visto, seguimos sin aprender la lección, aunque las noticias por todos los medios advierten que por ejemplo, en China, donde todo este problema sanitario comenzó, ya son dos las grandes ciudades que se han tenido que confinar totalmente para controlar nuevos brotes de la enfermedad.
Llama la atención, y hasta cierto punto es incomprensible, la actitud de muchísimos padres de familia, que a pesar de que se anunció que los niños no ingresarían al evento masivo en la noche del Grito, pues por ahí andaban, pululando felices, muchos de ellos sin cubrebocas, lo que choca con la postura de no regresar a clases presenciales “porque se pueden contagiar”, que lo único que demuestra es que no hay coherencia.
Es verdad que no se necesita de un evento masivo para propagar la enfermedad, pero ahí están dadas todas las condiciones para ello, y aunque por supuesto que no lo deseamos, en quince días se sabrán las consecuencias de no seguir las más elementales indicaciones sanitarias.
Alguna gente opina que asistir a este tipo de eventos no es necesariamente peligroso porque la vacunación ha avanzado, pero sin contar que las jornadas han sido en ocasiones pobres en respuesta, pues ya lo hemos consignado, son miles las personas que no acudieron a ejercer su derecho de protección biológica por distintas razones, pero también no olvidemos que los niños no están inmunizados, lo que los convierte en población altamente vulnerable.
Esta enfermedad llegó para quedarse y lo único que podemos hacer es adaptarnos, pero con cuidado, pues ya lo dicen expertos de todo el mundo: cuidar la sana distancia; aunque las imágenes que muestran a los aguascalentenses en los festejos patrios que no mantienen el espacio requerido y peor aún, sin portar mascarillas, no hace más que, insistimos, colocar en riesgo a toda la población, pues la movilidad ya es “normal”.
Entonces, ahora sí que lo único que le queda a la gente que sí se toma la pandemia en serio, es cuidarse, ya si no se hace por uno mismo sí por los demás, por los que sí están convencidos que podemos hacer la diferencia y que esta situación sólo quede en las páginas negras de la historia, como la enfermedad que devastó al mundo entero.