Nueva York, 9 sep (EFEUSA).- Félix Matos Rodríguez, que ha hecho historia como el primer rector latino de la Universidad pública de la Ciudad de Nueva York (CUNY), se remonta a sus orígenes «humildes» en Puerto Rico para hablar de su pasión por la educación y sus retos contra el abandono de los estudios y la mejora de oportunidades laborales.
«Para mi es algo personal», dijo en entrevista con Efe el historiador al recordar que sus padres, de origen humilde, son producto de la Universidad pública de Puerto Rico (UPR), de donde nació su interés en ser parte de la CUNY (City Universisty of New York), fundada en 1847 y donde ha desarrollado su carrera.
«Soy consciente de que lo que he logrado es porque a mis padres, de origen humilde, se le abrieron puertas con la educación pública y esa es una semilla que sembraron en mi», afirma el historiador, que asumió el cargo de rector de la CUNY el pasado 1 de mayo.
De su abuelo, agrega, que le contaba sobre «el Puerto Rico de antes», surgió su interés por la historia.
Matos Rodríguez, de 57 años, se reafirma con su compromiso para que los 275.000 estudiantes de los 25 ‘colleges’ de la CUNY, con estudios de dos y cuatro años, permanezcan en la universidad y luego se inserten con éxito al campo laboral.
«La agenda de trabajo no es sólo la del presidente. Parte de mi trabajo es crear una visión común que incluirá algunas cosas que me preocupan, pero también las que interesan a la facultad y a otros grupos», explica.
Para Matos Rodríguez, que dirigió el Centro de Estudios Puertorriqueños en el Hunter College, presidió los colegios Hostos en El Bronx y LaGuardia en Queens, todos de la CUNY, y trabajó para el Gobierno en Puerto Rico, una de sus prioridades es que la institución continúe apoyando a sus estudiantes a través de diversos programas para que completen sus estudios.
«Hemos invertido mucha energía en programas para incentivar que se mantengan estudiando y terminen a tiempo porque es el diploma que les va a abrir la puerta para lo que venga después», afirma el presidente de un sistema donde el 60 % de sus universitarios no pagan matrícula por venir de familias de bajos ingresos.
El gobernador del estado, Andrew Cuomo, anunció hace dos años un programa que ofrecía matrícula gratis en las universidades públicas de la ciudad y el estado si el ingreso de sus familias no sobrepasa los 125.000 dólares al año y si los estudiantes cumplen con ciertos requisitos.
Aún así muchos tienen que compaginar estudios con trabajo ya que, de acuerdo con datos provistos por la universidad, el 42 % de sus estudiantes proviene de hogares con ingresos por debajo de los 20.000 dólares al año.
Los datos indican además que el 26 % de los estudiantes son latinos; el 23,6% afroamericanos; y el 30,5 % blancos, mientras que el 35 % no nació en EE.UU.
Cerca del 40 % habla uno de 174 idiomas, más allá del inglés, y provienen de más de 200 países, principalmente de República Dominicana, China, Jamaica, México, Bangladesh, Guyana, Ecuador, Haití y Colombia.
Destaca como clave en su agenda ampliar el programa de pasantías pagadas porque está convencido de que «cuando salen a buscar trabajo tras graduarse, con la experiencia adquirida y con un salario como base para negociar, consiguen empleo y con mejor salario».
«Para mi esa es una prioridad bien grande. Además -agrega-, el dinero que ganan en el internado les ayuda para sus estudios».
«Hay programas de pasantías pagadas en todos los colegios pero quiero que se expanda de manera exponencial, que antes de graduarse hayan pasado por la experiencia de un internado pago. Tenemos que hacer mucho más porque es bien importante para el tipo de estudiante que servimos», indicó.
Explica que para ello espera realizar alianzas con el sector empresarial y agrega que otra área de énfasis es que los profesores estén al día con lo último en la pedagogía, «porque queremos que tengan las mejores herramientas para la enseñanza».
«Estudios demuestran que la manera de enseñar tiene efecto en si los estudiantes aprenden, sacan mejores notas o se quedan en clases», dijo Matos, para agregar que espera aumentar la diversidad étnica de los profesores.
El educador, que afirma estar orgulloso de ser puertorriqueño y de su diáspora, afirmó además que en cada uno de sus estudiantes ve a sus padres (un ingeniero y una maestra), y quiere que tengan las mismas posibilidades de mejorar sus vidas como la tuvieron ellos «y sus hijos y las nuevas generaciones».