Ángel González Díaz y Arlette Ortiz Gómez se aceptaron como marido y mujer en una ceremonia que tuvo lugar en el templo de San Antonio de Padua.
Al pie del altar principal, la novia fue entregada a su prometido, ambos ocuparon los reclinatorios que tenían destinados para ellos y con atención escucharon la misa en su honor.
El sacerdote preguntó a Ángel y Arlette si estaban dispuestos a amarse y a respetarse como esposos, así como a recibir con amor a los hijos que Dios les mande, a lo que contestaron afirmativamente aceptándose como marido y mujer.
Cuando finalizó la ceremonia nupcial, los recién casados abandonaron el sacro recinto mientras las notas de la “Marcha Nupcial” se dejaban escuchar.