Quedaron convertidos en marido y mujer, Juan Manuel González Martínez y Emma Magdaleno Flores, en una ceremonia que tuvo lugar en el templo de San Antonio de Padua.
Al pie del altar principal la novia fue entregada a su prometido, ambos ocuparon los reclinatorios que tenían destinados para ellos y con atención escucharon la misa en su honor.
Luego, el sacerdote llevó a cabo el ritual matrimonial, preguntando a Juan Manuel y Emma si estaban dispuestos a amarse y respetarse como esposos, así como a recibir con amor los hijos que Dios les mande, a lo que contestaron afirmativamente, aceptándose como marido y mujer.
Cuando llegó a su término la misa, los recién casados abandonaron el sacro recinto mientras las notas de la “Marcha nupcial” se dejaban escuchar.