Una mentira movilizó ayer al mundo entero, pues un “periodista” creó una cuenta falsa de Twitter para dar a conocer una noticia: “murió el Papa Emérito Benedicto XVI”, y esa nota recorrió las redes y literal, casi todos se la creyeron, pero no, afortunadamente no fue así.
El cuestionado profesional de la comunicación, Tommasso Debenedetti, tuvo la osadía de atacar de nuevo, pues no es la primera vez que anuncia una falsa muerte ya que anteriormente dio la noticia del fallecimiento del escritor Mario Vargas Llosa y en esta ocasión suplantó la identidad en Twitter del presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania para dar a conocer la primicia.
Bastó conque tan sólo un único medio replicase el falso tuit, y fue más que suficiente para que recorriera el mundo cibernético y que hasta las grandes cadenas informativas a nivel global difundieran la nota, ya que no era difícil de creerlo porque el Papa Emérito es un hombre entrado en años y porque al dejar de ser una figura pública por su voluntario retiro, pues cualquier información que circule de él pasa a ser una verdad a medias.
Pero esto de las “fake news” ya no es novedad, pues siempre habrá gente con ociosidad que mienta, invente o distorsione la realidad, ¿pero con qué fin?, pues eso sólo ellos lo saben, sin embargo, la obligación de cualquier medio de comunicación es no publicar algo sin tener la confirmación, aunque lo que sucedió ayer agarró a todos mal parados, pues las grandes cadenas de televisión y medios impresos y radiofónicos confirmaron la muerte de Benedicto.
Obviamente después tuvieron que recular y pedir disculpas, pero ¿qué pasa cuando la noticia ya es tendencia en redes?, pues mucha gente se quedó con esa versión y la verdadera noticia es que fue una monumental mentira, pero que fue replicada un sinfín de veces.
Lo único cierto, es que una vez más comprobamos el poder que tienen las redes sociales, donde casi es posible hacer lo que alguna vez dijo Joseph Goebbels, el cuestionado político alemán que se hacía cargo de la propaganda de Hitler y que aseguraba que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, aunque para bien de todos no ha sido así.
En México no somos inmunes a estas cuestionadas prácticas, pues las redes sociales han matado infinidad de veces a famosos, a políticos, deportistas y cualquier figura pública, pero no sólo se difunden falsos fallecimientos sino teorías de lo más inverosímil, que de repetirse tanto y tanto, la gente termina creyéndolas, aunque eso aquí y en China sea una mentira.
Esto nos enseña que nada es cierto, nada es falso, hasta que se demuestre lo contrario, y lo que sí, es que esperemos que el Papa Benedicto continúe mucho tiempo más entre nosotros y que cuando tenga que pasar lo inevitable, se tenga el cuidado de corroborar mediante las fuentes oficiales, pues no hay de otra.