Es ampliamente conocido que con los números es muy fácil jugar. De esa forma, seleccionando datos sobre incidencia delictiva de manera arbitraria y a modo, la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Vargas, transmitió un mensaje positivo sobre el avance en el campo de la seguridad, mintiendo a la ciudadanía sobre la realidad que se vive en el país. Rodríguez dijo que habían bajado 27.8% los delitos del fuero federal en el último año del Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero en comparación al último año del Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, la medición tendría que haber sido hecha con el período inmediatamente anterior, no con datos de hace tres años. Pero aun así, los datos son incorrectos.
El manejo político que usó la secretaria engaña a la opinión pública. “En la incidencia delictiva del fuero federal, claramente van a la baja con respecto al último año del Gobierno anterior”, afirmó. Cómo leyó e interpretó los datos de 2018 es un misterio. En el comparativo, la mayoría de los delitos del fuero federal se incrementaron el año pasado en comparación con tres años antes, en algunos casos de forma escandalosa: ilícitos cometidos por servidores públicos -corrupción y abuso de poder-, 74.30%; tráfico de personas, 78.17%; delitos electorales, ¡237.08%!
El delito de homicidio doloso, cambiando mañosamente la métrica, dijo la secretaria, se redujo 3.89% de enero a julio de 2021, comparado con el mismo período del año pasado. “Se ve claramente cómo se ha logrado contener este delito e incluso reducir la comisión del mismo claramente”, agregó. Si bien es cierto que se ha reducido el homicidio doloso diario, es irrelevante en términos estadísticos. Las variables que impactan ese delito, como la segunda ola de la pandemia, las vacaciones o los puentes, tienen más peso que las estrategias del Gobierno para contener la violencia que, son fallidas o, como se ha demostrado desde hace tiempo, son inexistentes.
De hecho, la incidencia de víctimas de delitos de alto impacto, en donde entran los homicidios dolosos y el secuestro, aumentaron en julio de este año, comparado con el mes previo. La secretaria no hizo la analogía correcta junio-julio de 2021, sino julio de 2021 con julio de 2018. Pero si se toma la medición correcta para poder establecer la incidencia delictiva, en julio de este año, de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la incidencia delictiva se disparó en más de 10%.
Los homicidios dolosos, que es la principal métrica para medir el éxito o fracaso de la política de seguridad, se incrementó 7% de junio a julio, de dos mil 660 a dos mil 846. En un mayor desglose, los 50 municipios que concentran la mayor cantidad de homicidios dolosos, donde el Gobierno federal dice trabajar con mayor énfasis para reducirlos, tampoco tuvieron resultados positivos. De esos 50, en el 38% aumentaron los homicidios dolosos en más de 56%. En ellos, los más violentos del país, 31 son gobernados por MORENA, siete por el PAN, siete por Movimiento Ciudadano, dos por el PRI, dos por el PRD, y uno por un independiente.
Igualmente, los crímenes con arma de fuego en el mismo período junio-julio de este año se elevaron 7.8%, de mil 782 a mil 921. Los secuestros subieron 23.3%, de 63 en junio a 79 en julio, y las extorsiones 5.3%, de 787 a 829. La violencia familiar y la trata, dos delitos potenciados por la pandemia del coronavirus, siguieron galopando y se elevaron en un mes 10.4% y 36.1%, respectivamente, de 19 mil 603 a 21 mil 633 en el primer caso, y de 36 a 49 en el segundo. Robos a transeúnte y robos en general tampoco se redujeron, como lo aseguró la secretaria. Los primeros se elevaron 11.5%, de cinco mil 666 a seis mil 319, y los segundos 4.5%, de 49 mil 805 a 52 mil 36.
La frase de Rodríguez de que “estamos avanzando en el camino hacia la construcción de la paz”, con lo que adornó las comparaciones políticas que presentó la semana pasada, no podía estar más lejos de la realidad. México vive sometido a la violencia y el Gobierno no ha podido contenerla y menos eliminarla, como ofreció que haría en los seis primeros meses del sexenio. Sus declaraciones alegres, basadas en prejuicios y malas soluciones para atajar la violencia, se pueden corregir, pero no va a suceder. Cada mes se aleja más, en números absolutos, de lo que hicieron los Gobiernos de Peña Nieto y de Felipe Calderón, a quien siempre culpa de haber sido el peor en materia de seguridad, que fueron mucho más eficientes en contener la violencia.
La consultora TResearch, que sigue semanalmente el comportamiento de la incidencia delictiva, reporta que en los 32 primeros meses de López Obrador el total de homicidios dolosos sumó 97 mil 254, muy por arriba de los que se registraron en ese mismo período del gobierno de Peña Nieto (56 mil 773), y todavía más que los que totalizaba el de Calderón (38 mil 142). A la mitad del sexenio, López Obrador lleva en su haber más homicidios dolosos de los que se registraron durante todo el Gobierno de Vicente Fox, donde los errores en su equipo de seguridad comenzaron el desequilibrio frente a los cárteles, o de Ernesto Zedillo, que vivió durante su gestión el cambio de paradigma de las organizaciones criminales y el surgimiento de las plazas, el florecimiento del narcomenudeo y el principio de la violencia desbocada.
Con estos números en la mano, las mentiras y manipulaciones es lo único que realmente le queda al Gobierno del presidente López Obrador. Aunque, algo que se ve hoy imposible, modificara su estrategia de seguridad, no le va a dar la vuelta ni evitar que su Gobierno termine como el de mayor violencia en la historia de México en tiempos de paz, exactamente lo que prometió y no cumplirá.