Guadalajara (México), 15 may (EFE).- Más de cien mexicanos han fallecido en las últimas semanas por ingerir alcohol adulterado, una tragedia que acontece en plena pandemia de coronavirus por el auge del mercado negro y la suspensión de la producción de licores, que ha llevado a la escasez de algunas bebidas.
Decenas de ellos han fallecido en el occidental estado de Jalisco, donde José Hernández espera a que el cuerpo de su hermano sea llevado hasta el cementerio.
Daniel falleció el pasado martes en la localidad de Ajijic tras consumir alcohol que compró en la tienda donde siempre lo hacía. En cuestión de minutos comenzó a sentirse mal y en pocas horas murió.
José señaló a Efe que nadie le advirtió a su hermano ni a los vecinos que el alcohol que vendían en la tienda no era el de siempre y tampoco se podía ingerir.
«Ellos compran alcohol de caña, se supone. Nada más que nunca se dio cuenta que el alcohol ya venía contaminado y como él van 15 personas caídas (muertas) todos pobres», lamentó.
La intoxicación fatal por ingerir alcohol adulterado se ha multiplicado en distintas regiones de México en las últimas semanas.
En los estados de Jalisco, Morelos, Puebla y Yucatán han muerto en conjunto más de un centenar de personas.
En Jalisco, las autoridades sanitarias contabilizan 39 personas fallecidas y 97 intoxicados en los poblados de Tamazula, Ajijic y Tlajomulco, de las cuales 8 siguen hospitalizadas.
EL EFECTO CORONAVIRUS
Desde que se inició el brote de COVID-19 en México a finales de febrero, miles de personas abarrotaron las farmacias y tiendas de conveniencia para surtirse de alcohol etílico para desinfectar sus manos y sus hogares, o fabricar gel antibacterial.
Esto propició una escasez y por ende el alza en el precio de este producto en México, país que suma al momento 42.595 casos y 4.477 fallecidos.
Asimismo, desde que se decretó la emergencia sanitaria el 30 de marzo, las empresas cerveceras y productoras de licores suspendieron su producción al no ser consideradas actividades esenciales, lo que provocó que los anaqueles y refrigeradores estén cada vez más vacíos.
En buena parte del país cuelga el rótulo de «No hay cerveza» en muchos establecimientos.
La directora de la Comisión para la Protección Contra Riesgos Sanitarios en Jalisco, Denise Santiago, atribuyó el aumento de casos de intoxicación a la escasez del alcohol etílico y a que muchas empresas no certificadas están aprovechando la situación.
«Presumimos que derivado de esta escasez y de que la demanda es muy alta, algunas personas están ofreciendo, están tratando de vender el alcohol metanol en lugar del alcohol etílico», señaló recientemente a medios.
La dependencia identificó que la mayoría de los casos están asociados al consumo de un alcohol de caña de 96 grados de la marca El Chorrito, cuya producción, se sospecha, ha sido adulterada con alcohol metílico (metanol).
TRADICIÓN Y SOBREDEMANDA
En los pequeños poblados de Jalisco y de otros estados es común que las personas compren en las tiendas de abarrotes alcohol de caña o etílico a granel para preparar bebidas tradicionales como el ponche de frutas o el pajarete (que se mezcla con leche y canela), además de ingerirlo con bebidas gaseosas.
La dueña de una de esas tiendas en Ajijic -quien prefiere omitir su nombre por temor a los señalamientos- reveló a Efe que en marzo pasado el alcohol de caña que solía comprar subió de 400 pesos (unos 16,6 dólares) a más de 1.200 pesos (unos 49,9 dólares) por un bidón de 20 litros.
El alza de precios llevó a los dueños de tiendas a buscar otras opciones más baratas y asume que algunas empresas aprovecharon para hacer pasar el alcohol etílico como el de caña a menor precio o incluso para vender alcohol metílico usado para la producción de insumos de construcción y pintura.
Esa afirmación la comparte el académico en Toxicología del campus Sur de la Universidad de Guadalajara, Pedro Montero, quien aseguró a Efe que con la pandemia hay una sobredemanda de alcohol etílico e industrial y estos productos no están disponibles con la misma facilidad y al mismo precio de siempre.
El también médico en la localidad de Zapotlán el Grande, y quien atendió a algunos de los intoxicados en la región sur de Jalisco, destacó que cerca de 14 % de la población tiene algún grado de adicción a las sustancias alcohólicas.
Estos son quienes, en circunstancias excepcionales como esta contingencia sanitaria, buscan este tipo de productos no aptos para su ingesta.
Además, inciden las tradiciones de los pueblos de incluir alcohol a muchas bebidas. «Aquí hay un dicho que dice: ‘para todo mal, mezcal (licor), y para todo bien, también’. Esto significa que está implícito en nuestra cultura para todas las motivaciones tanto si son festivas como si son tristes», remarcó.
Añadió que la mayoría de los intoxicados compró el líquido adulterado «como si fuera un alcohol que sí se podía tomar».
La mayoría de ellos fallecieron.