México, 13 dic (EFE).- Aunque con dificultades, las mexicanas irrumpieron en Hollywood hace un siglo hasta ganar su espacio en la tierra del séptimo arte, pese a las dificultades de las latinoamericanas para triunfar en esta fábrica de sueños.
La actriz Eiza González es símbolo de ello, no dejándose intimidar por el machismo y abriéndose paso en la meca del celuloide, pese a un camino que no ha sido fácil, como reveló recientemente en el Festival Internacional de Los Cabos.
«Es muy difícil ser mexicana en otro país y creo que de naturaleza hay más aceptación a los hombres. Además se está convirtiendo en un examen de ADN. Si eres de un lugar en específico, nada más puedes ser eso», remarcó en entrevista con Efe.
Los sacrificios han sido múltiples, pero la mexicana ha conseguido lo que pocas: trabajar con cineastas consagrados como Robert Zemeckis o Robert Rodríguez, lo que le hace sentirse profundamente «agradecida y afortunada».
Algo similar ocurrió con la histórica Katy Jurado, quien trabajó con Gary Cooper y Grace Kelly en el filme «High Noon» (1952) y que le valió un Globo de Oro como mejor actriz de reparto.
Jurado fue descubierta en México en una corrida de toros y curiosamente debutó en el cine norteamericano con la cinta «Tarde de toros» (1951).
Posteriormente, la jalisciense se convirtió en la primera mexicana nominada al Óscar a mejor actriz de reparto por su papel en «Lo que la tierra hereda» (1954) y después trabajó con Marlon Brando en la única cinta que dirigió, «One-Eyed Jacks» (1961).
CINE SILENTE Y SONORO
Antes de Jurado, hubo dos actrices mexicanas que llegaron a la meca del cine que aparentemente no se toleraban la una a la otra.
La duranguense Dolores del Río aceptó el ofrecimiento de hacer cine en Hollywood ante una precaria situación económica, lo que en los años 20 supuso un escándalo, pero la convirtió en una de las figuras más admiradas del cine mudo con cintas como «Ave del paraíso» (1932) o «Volando a Río» (1933).
Después de estas películas, volvió a México para conseguir títulos emblemáticos, en su mayoría bajo la tutela de Emilio «el Indio» Fernández, y esporádicamente regresó a Hollywood para papeles que no tuvieron el mismo brillo.
En la contraparte de la elegancia de Dolores, se hallaba la desfachatez de Lupe Vélez, quien bajo el seudónimo de «la mexicana que escupía fuego», filmó un puñado de comedias con las que se convirtió en una fulgurante estrella, además de ser conocida de sus amoríos con Gary Cooper y Johnny Weismmuller, con quien contrajo nupcias, y su historia se engrosó tras su suicidio.
«Creo, simplemente, que soy diferente. No soy hermosa, pero tengo unos ojos preciosos y sé qué hacer con ellos. A pesar de que el público cree que soy una chica muy salvaje, realmente no lo soy. Soy solo yo, Lupe Vélez, simple y natural», explicó entonces en una entrevista.
AÑOS 60 Y 70, ÉPOCA DE DECADENCIA
En los 60 y 70, no había una mexicana que fuera un referente fuerte; el único destello se arroja sobre Isela Vega, quien brilló en el filme de «Tráiganme la cabeza de Alfredo García» (1974) de Sam Peckinpah.
«Es con el que más he aprendido (con Peckinpah). Me dio la responsabilidad y me dijo ‘no tengo nada que hablar contigo, yo te di un papel porque creo que lo vas a hacer bien’. Aprendí más así que con la dirección paternalista que hacían en México», recordó Vega.
La cinta la llevó a ser la primera latina que posó para Playboy en inglés, aunque no siguió buscando oportunidades en Hollywood porque para ella en los 80 «ya habían cambiado los tiempos».
En la década de los 80, la actriz más activa fue Elpidia Carrillo, quien consiguió el papel femenino del filme «Salvador» (1985), bajo las órdenes de Oliver Stone y trabajó con Richard Gere y Jack Nicholson, aunque su interpretación más recordada es la de «Depredador» (1987), al lado de Arnold Schwarzenegger.
«Hice esa película contra mi voluntad, nunca me gustaron esas películas. Fue fantástico, pero nunca quise volver a hacer cine como ese», dijo en una entrevista televisiva.
EL ÍCONO: SALMA HAYEK
«Soy representante de México y lo hago lo mejor que puedo. Se siente un poco de responsabilidad pero al mismo tiempo me siento muy honrada», dijo a Efe en el Festival Internacional de Cine de Acapulco, Salma Hayek, cuyo camino hacia el éxito no fue sencillo.
Después del éxito de la segunda versión de la telenovela «Teresa» (1989), la veracruzana hizo las maletas y fue en búsqueda del sueño americano.
«Cuando llegué no había trabajo para los latinos y se reían de la idea de pensar al latino como protagonista. Nos puso de moda como imagen Ricky Martin con ‘Livin la vida loca’. Hizo que se voltearan a ver a los latinos, pero tampoco hizo que se hicieran vehículos estelares para latinos», remarcó.
La oportunidad se asomó gracias a «Desperado» (1995), al lado del español Antonio Banderas y bajo la dirección de Robert Rodríguez, a partir de la que tomó protagonismo y se hizo productora.
Gracias a «Frida» (2002), en la que dio vida a la pintora Frida Kahlo, se convirtió en la primera mexicana nominada al Óscar en el rubro principal.
SIGLO XXI: ÉPOCA DE CAMBIOS
Adriana Barraza sorprendió a propios y extraños con su desempeño en «Babel» (2006), de Alejandro González Iñárritu, y su actuación le valió una nominación al Globo de Oro y al Óscar, en la categoría de actriz de reparto.
«No ha sido difícil del todo (conseguir papeles), pero mi caso es privilegiado por la nominación al Óscar», enfatizó a Efe.
Ha tenido papeles en películas como «Arrástrame al infierno» (2009), bajo la dirección de Sam Raimi y este año se le vio a lado de Sylvester Stallone en «Rambo: Last blood» (2019).
Ana de la Reguera vive mayoritariamente en Los Ángeles, buscando oportunidades, y ha colaborado con Bruce Willis en «Cop out» (2010) y también apareció en «Aliens vs Cowboys» (2011) a lado de Harrison Ford y Daniel Craig.
«Si vienes como un extranjero sí hay obstáculos. De pronto me llegan castings que es ‘la dueña del narco’… no podemos negar lo que sucede, pero no vamos a hacer sólo esos personajes», declaró.
Recientemente, Marina de Tavira y Yalitza Aparicio, ambas por su desempeño en Roma (2018) y nominadas al Óscar en el renglón de actriz de reparto y principal, respectivamente, están bajo los reflectores de Hollywood.