México, 17 mar (EFE).- Sin empaques desechables ni sustancias nocivas, una empresa mexicana ecofeminista ofrece más de 600 productos biodegradables y orgánicos, fabricados en su mayoría por mujeres, con los que buscar promover el consumo local y reducir los costos e impactos por transporte.
Impulsada por el «coraje» ante una sociedad indiferente ante el destino de los residuos de los productos que consume, Karla González fundó en 2018 Bodega Cero en la ciudad de Monterrey, en el norte de México.
Para darle forma, Karla se asoció con Mariangeles Martin y luego ambas se unieron al movimiento «zero waste» (residuo cero), que es encabezado por feministas y de donde tomaron parte del nombre para su empresa.
«Todas las personas que han abierto tiendas en Monterrey y en México son en su mayoría mujeres», explicó González a Efe.
«No puedo decir que a los hombres no les interesa, pero las que activamente están buscando soluciones, están metiendo las manos al fuego y están arriesgando sus ingresos para abrir una línea así, porque saben que el planeta la necesita, somos mujeres», dijo la empresaria.
González, ingeniera en Desarrollo Sustentable del Tecnológico de Monterrey, destacó que las mujeres están en la primera línea de los efectos del cambio climático y otras problemáticas ambientales que están estrechamente vinculadas con la desigualdad de género.
«No podemos pensar en que el planeta opere sosteniblemente y con recursos para todos si todavía existe marginación por género», expuso la fundadora de Bodega Cero, empresa que cuenta con dos sucursales en Monterrey.
Según las empresarias y activistas mexicanas, la energía que asegurará el futuro y la sostenibilidad del medio ambiente es feminista y por eso respaldan la corriente del feminismo que integra la temática ecologista.
UNA PROYECTO CON MUCHO MENSAJE
Según la activista Priscila Palomares, el ecofeminismo busca «reformar el sistema capitalista y patriarcal que oprime a las mujeres y al planeta para crear uno en el que la vida de todas las especies sea digna».
Añadió que el feminismo en México y en Latinoamérica está tomando una fuerza increíble, nunca antes vista «y este es el primer paso para tomar conciencia de que no nada más las mujeres» son «oprimidas sino también las especies y el planeta en general».
Para Palomares, «las nuevas generaciones son más conscientes del medio ambiente» y, justamente, «en esa intersección es donde se encuentra el ecofeminismo».
Para la activista aunque este movimiento es nuevo en México, irá tomando cada vez más fuerza en los próximos años, ya que es el mismo sistema el que oprime a ambas luchas.
«Es importante recordar que la razón por la que es algo nuevo y no es tan visible es porque los activistas del medio ambiente son asesinados, es peligroso porque está tambaleando a un sistema», resaltó.
Para Gabriela Zavala, creadora de la tienda en línea La vida Simple, el ecofeminismo también busca promover el autocuidado y el cuidado del entorno, en su caso a través de productos de cosmética natural y talleres para concientizar sobre la importancia del impacto personal en la huella medioambiental.
«No necesitamos hacer demasiado sino cambiar pequeñas cosas, que nos vayamos preguntando qué efecto tiene primero en mí y después en el otro», expuso Claudia Manjarrez, creadora de la tienda Verde Olivo, que vende en Monterrey regalos hechos con plantas y materiales naturales.
Para la fundadora de Bodega Cero el sistema capitalista que destruye y explota recursos «nos pone en la cabeza sobre cómo consumir y qué consumir».
Las empresarias, emprendedoras y activistas coincidieron que ambas luchas van ganando terreno y creen que en un punto se van a encontrar.
«El ecofeminismo incorpora la matiz ambiental a la lucha feminista, la cual pelea porque las mujeres decidan por ellas y para ellas en cualquier aspecto de su vida», finalizó González.