Miami, 19 sep (EFE News).- La muerte esta semana del mexicano Nicholas Morales-Bessannia a manos de un policía en la comunidad agrícola de Immokalee (Florida) revive la misteriosa desaparición en 2003 de un compatriota suyo, Felipe Santos, que fue visto por última vez cuando un agente lo detuvo en su vehículo para pedirle la documentación.
Son pocos los detalles que se conocen hasta ahora de los hechos que rodearon este jueves la muerte a tiros de Morales-Bessannia, de 37 años. Sólo se sabe que sostenía una pala en la mano cuando un policía que se sintió amenazado le disparó.
También son muchas las incógnitas que aún persisten sobre la desaparición desde hace 17 años de Santos, entonces de 24 años, quien también era un jornalero mexicano asentado en Immokalee, a unas dos horas al noroeste de Miami, en el condado Collier.
Este enclave agrícola hispano llega a tener entre 35.000 y 40.000 trabajadores, en su mayoría mexicanos y centroamericanos, durante las cosechas de invierno de tomate, pepino, berenjena, cítricos, entre muchos otros productos.
Para Lucas Benítez, uno de los fundadores de la Coalición de Trabajadores de Immokalee (CIW), la muerte de «Morales-Bessannia» revive la extraña desaparición de Santos e intensifica la desconfianza hacia la policía de esta comunidad inmigrante.El activista dijo a Efe que «fue un asesinato, y no es exagerando», al explicar que así lo deduce de escuchar la llamada que hicieron a primera hora del jueves a la Policía para denunciar que alguien estaba golpeando puertas en el vecindario donde ocurrieron los hechos.
Precisó que «no pasaron ni 20 segundos» entre la llegada de los agentes y los disparos que acabaron con la vida de Morales-Bessannia, un agricultor de Hidalgo (México) a quien le sobrevive un hijo de 12 años, según explicó Benítez.
«La policía llegó disparando, no a ver qué pasaba», se lamentó.
No es la primera vez que el activista y periodista, uno de los fundadores de la radio Conciencia de la CIW, reporta a su comunidad un caso como este.
DOS DESAPARECIDOS, UN MISMO POLICÍA
Recordó que en 2003, Santos, entonces de 24 años y originario de Oaxaca, desapareció en condiciones muy similares a las del afroamericano Terrance Williams, de 27 años, un año después.
Benítez dijo que ambos fueron detenidos por Steve Calkins, entonces un policía de la oficina del alguacil de Collier, en circunstancias muy similares según los reportes policiales y «ninguno llegó a la cárcel».
Detalló que el policía se los llevó en su patrulla pero después decidió no llevarlos a la cárcel y los dejó libres en una gasolinera, pero sin embargo la revisión de las cámaras de video de esa estación de servicio no registraron ambos hechos.
«Hasta el día de hoy no se sabe dónde está Terrance Williams, nadie sabe dónde está Felipe Santos» , subrayó.
«El único que sabe es el policía», dijo Benítez, el cual, agregó, recibió en su momento el apoyo del alguacil y ahora goza de retiro con todos los beneficios.
El activista indicó que la hija de Santos se sigue preguntando por la suerte de un padre al que no conoció porque era una bebé cuando desapareció.
«La investigación no ha muerto, pero no ha avanzado», se lamentó.
«Es otra muestra de que el trabajador agrícola o las comunidades pobres sufrimos no solo en este momento el azote del COVID-19 sino también lo que hoy miles de personas están gritando en la calle: que es el abuso policiaco, lo hemos vivido por años», dijo.
Benítez se refirió así a las protestas en Estados Unidos tras la muerte en mayo pasado del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco y al abandono del estado en plena pandemia.
Los agricultores de Florida se han quejado de la falta de protección por parte del Gobierno de Ron DeSantis para enfrentar la COVID-19, pese al trabajo ininterrumpido para llevar comida a la mesa de los estadounidenses.
OTRA HERIDA MÁS EN LA COMUNIDAD
La muerte de Morales-Bessannia, abundó Benítez, «es otra herida más en la comunidad, y una desconfianza más grande hacia la policía, que supuestamente son los que nos deberían cuidar, en vez de venir a matarnos».
El cuerpo del mexicano, que permanece en la morgue, será repatriado a su país, según explicó Benítez.
El Consulado General de México en Miami solicitó a las autoridades de Florida información sobre su muerte para «tomar las medidas diplomáticas y jurídicas correspondientes».
La Oficina del Alguacil de Collier, que abrió una investigación penal y una administrativa, señaló que los agentes que respondieron al llamado se encontraron con un hombre armado con una pala al que ordenaron que se tendiera en el suelo pero no lo hizo.
«El sujeto avanzó hacia los agentes. Uno de ellos temió por su seguridad y la de los que estaban a su alrededor y disparó su arma hacia el sujeto», detalla.
El oficial que disparó está en permiso administrativo.
Los agentes le suministraron los primeros auxilios y luego lo trasladaron a un hospital, donde Morales-Bessania falleció.
El Consulado mexicano confirmó que personal consular entró en comunicación con los familiares del fallecido para proporcionarles la asistencia legal y consular, así como la opción de la repatriación de los restos.