Coyuca de Benítez (México), 7 jun (EFE).- Un emprendedor mexicano del municipio de Coyuca de Benítez, en el sureño estado de Guerrero, reformuló los tradicionales dulces de coco de la región y ahora busca exportarlos a mercados extranjeros.
«Es una forma artesanal de elaborarlos, con menos azúcar y algunos ingredientes que son secretos», comentó este viernes en entrevista a Efe Víctor Manuel Guzmán Aguilar.
Son solamente dos personas en un pequeño taller, pero con un poco de esfuerzo, dedicación y una nueva receta, sus nuevos dulces han atraído la atención de turistas de este estado, donde se ubica el popular balneario de Acapulco.
Y así han llegado a diferentes partes del mundo como Francia, Estados Unidos y Colombia.
En los últimos años, los dulces tradicionales de la región se han hecho populares para turistas tanto nacionales como internacionales, la mayoría de ellos derivados del coco.
Con visión comercial, Guzmán Aguilar comenzó una serie de combinaciones con otras frutas cosechadas en el área.
«Elaboro la cocada natural, también de coco con tamarindo, con guayaba o con piña», explicó. Ello, con el fin de aportar un toque exótico al dulce.
La cocada es un dulce con base de coco rallado, leche de vaca, azúcar y piloncillo, entre otros ingredientes más.
Para su fabricación, se debe de seguir un proceso que lleva 10 horas entre el jimado, deshuesado, desarticulado, rallado, y pesado de ingredientes, antes de que este sea puesto en el bombo, un recipiente de cobre especial para la elaboración del dulce.
«20 kilos (de coco) viene dando 40 frasquitos de vaso de litro», dijo Guzmán Aguilar.
En un día normal, fabrica de 5 a 10 botes con 20 piezas cada uno, con un costo de 60 pesos mexicanos (3,1 dólares aproximadamente).
Guzmán aseguró que del coco se pueden realizar, además de dulces, varios productos como el bocadillo (dulce tradicional) y aceite de coco, todos hechos de manera artesanal.
«Tiene infinidad de beneficios entre ellos un aceite que no es saturado y es 100 por ciento natural. Aunque no tenemos una etiqueta todavía que nos avale pero es orgánico», puntualizó el artesano gastronómico.
Pese a la falta de apoyo hacía el sector, Guzmán no se ha dejado vencer por lo que asegura que dentro de este proyecto también quiere llegar a fabricar una línea de artículos de higiene personal la cual tendrá un champú, jabón y enjuague bucal.
Todos estos, derivados del coco y hechos de manera artesanal.
Aunque también tiene la esperanza de algún día poder llevar a cabo el proceso para la realización del carbón activo utilizado para productos dermatológicos.
«Tengo una maquinaria ahí, pero no es suficiente. Me falta lo más importante: el capital», indicó Guzmán.
A pesar de que todavía existe una gran barrera para llevar a cabo su proyecto, el hombre aseguró que el fabricar dulces de cocos era un sueño de juventud que tenía y que ha podido llevarlo a cabo.
«Mis abuelos, mi padre, nacieron haciendo dulces de coco y yo y todos mis hermanos somos profesionistas. Gracias al coco, logramos ir a la universidad», indicó.
Por lo que él considera que no son necesarias grandes fabricas, sino talleres familiares, que «generan empleo para que los paisanos no se vayan a otros lugares».
Uno de los retos más próximos que está dispuesto a enfrentar es intentar la certificación de los productos para que estos puedan ser exportados por él mismo.
Aun así las cocadas han rebasado fronteras, ya que amigos y turistas tienden a ir a su taller para comprarlos.
Y así sus creaciones han podido llegar a países tales como Holanda, Estados Unidos o Colombia.
En el año 2017, Guerrero se convirtió en el primero lugar a nivel nacional en la producción de coco, dejando una producción de 226 millones de cocos al año.