México, 5 sep (EFE).- México debe analizar las razones para legalizar el uso medicinal de la marihuana y no confundir el uso recreativo con el farmacéutico, ya que no se pueden negar los efectos nocivos que puede tener el mal uso de esta planta, aseveró este jueves un experto.
Jorge Manzanares, decano de la Facultad de Farmacia de la Universidad Miguel Hernández de Elche, España, advirtió en entrevista con Efe que no se debe justificar el consumo de drogas «amparándonos en su potencial beneficio terapéutico».
Tras su participación en el Primer Simposio Internacional de Medicina Cannabinoide, celebrado en Ciudad de México, el especialista afirmó que la planta «no es un medicamento», por lo que se debe tener cuidado al hablar de su uso medicinal.
Explicó que, aunque no apoya la legalización de la cannabis, reconoce los beneficios a la salud que tienen algunos derivados de cannabinoides naturales o sintéticos, que en algunos casos son superiores a otros fármacos comerciales.
En específico, dijo que se han mostrado los efectos positivos para tratar síntomas de enfermedades como Parkinson, Huntington, asma, cáncer, migraña, artritis, esclerosis múltiple y glaucoma.
Por el contrario, explicó que cuando estas sustancias se usan de modo recreativo pueden tener efectos graves en la salud como problemas cardiovasculares, alteraciones psiquiátricas y hasta alteraciones en el aparato reproductor.
Resaltó que, desde su punto de vista, uno de los peligros de legalizar la marihuana es que «la gente pierde la percepción del peligro que tiene esta sustancia» y es por ello que es importante mejorar la información que tiene la población al respecto.
Resaltó que los Gobiernos deberían implementar campañas de información en las escuelas que indiquen cuáles son los efectos secundarios que pueden generar en los consumidores.
Del mismo modo, lamentó que en muchos países se esté permitiendo la legalización de productos con compuestos cannabinoides como el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol sin tener un efectivo control farmacéutico, lo que conlleva riesgos a los consumidores.
Explicó que el THC, por ejemplo, tiene efectos terapéuticos, pero del mismo modo efectos adictivos, mientras que el cannabidiol además de sus propiedades terapéuticas mejora los procesos de regulación de la memoria y sin riesgo de llevar a la adicción.
Sin embargo, criticó que la legislación de esta sustancia esté dando paso a que las empresas busquen solo beneficiarse por una comercialización indiscriminada y no se preocupen por invertir en investigación.
Esto, dijo, es importante porque México no tiene información propia «de cómo beneficia en específico a su población y se deben tener en cuenta las condiciones genéticas, ya que lo que funciona en otras personas puede no funcionar igual para los mexicanos».
Además, aseguró que tanto en México como en otros países de Latinoamérica todavía prohíben o dificultan en gran medida la investigación de todos estos productos, incluso los que se hacen en laboratorios de investigación animal.
Aunque Manzanares aceptó que la investigación médica es cara, los productores de estos productos pueden invertir en eso.
«Yo propongo que las empresas que quieran vender estos productos den el 10 % de sus ventas a la investigación y crear un instituto nacional de investigación en cannabinoides que se encargue de hacer visibles los efectos negativos y positivos de estas sustancias», dijo.
Esto, finalizó, debería reforzarse con estrategias de prevención para minimizar los trastornos de adicción que se pueden producir especialmente en adolescentes.
En México, en noviembre pasado, la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero presentó una propuesta de Ley General para la Regulación y el Control del Cannabis.
La propuesta busca una regulación y control de cannabis para uso comercial, terapéutico, científico y personal, y establecer las personas porten hasta 30 gramos de marihuana y puedan cultivar sus propias plantas. EFE
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