José de Jesús Cortés y Pedro Pablo Cortés
Ejutla de Crespo/Ciudad de México (México), 18 may (EFE).- El Gobierno mexicano comenzó este lunes su «nueva normalidad», un plan de reactivación económica con un programa piloto para más de 300 municipios sin contagios que causa dudas y recelo de gobernadores por llegar en una fase crítica de la pandemia.
La estrategia inicia tras cuatro días consecutivos con más de 2.000 contagios diarios en México, que acumula casi 50.000 casos confirmados y más de 5.000 muertos por COVID-19 en más de dos meses y medio del brote nacional, más fallecidos que China.
Aunque un semáforo de cuatro fases indicará a partir del 1 junio las actividades autorizadas en cada uno de los 32 estados, el Gobierno federal permitirá por ahora la reapertura en «municipios de la esperanza», demarcaciones sin casos que además no colindan con otros territorios con contagios.
De los 324 reportados de manera original, el sureño estado de Oaxaca, uno de los más pobres y con mayor población indígena, registra 213 con estas condiciones.
Entre ellos destaca Ejutla de Crespo, a 50 kilómetros de Oaxaca capital, donde la autoridad municipal abrió el comercio en plazas y mercados, la principal actividad de sus más de 7.000 habitantes.
En un recorrido, Efe constató la reapertura gradual, pero aún con restricciones que han representando más de un mes sin ingresos para las familias, como la de Itzel, quien vende frutas y legumbres en la plaza principal.
Pese a haber más gente en la calle, ella contó que la situación está lejos de normalizarse porque muchos compradores que viven en villas cercanas no acuden por falta de mascarillas o gel antibacterial, de uso obligatorio.
Algo similar relató Pedro Altamirano, un limpiabotas que desinfectaba su espacio de trabajo en un parque.
«Hasta para tener cloro a la mano hay que tener dinero», lamentó. El ayuntamiento reconoció que, pese a no registrar casos de COVID-19, la normalización se completaría el 30 de mayo.
«No podemos confiarnos porque esto es como el béisbol, hasta el último ‘out’ no termina el partido», declaró a Efe el presidente municipal, Leonardo Díaz.
Y agregó: «Mucha gente se quedó en su casa y hoy el llamado es que estamos en lo último y tenemos que redoblar esfuerzos».
Las medidas no se han relajado en los dos accesos principales del municipio, con un filtro sanitario en una de sus entradas.
Las autoridades detienen a cada vehículo para proporcionar gel antibacterial, cuestionan el motivo de su ingreso al pueblo, y rocían con cloro y agua la unidad.
A pesar de ser una de las menos afectados por la pandemia, el gobernador Alejandro Murat remarcó en un vídeo que la región está en «fase amarilla», por lo que transitará de modo gradual hacia la completa reactivación, sin que aún haya clases presenciales.
PLAN VOLUNTARIO… Y DESIGUAL
Cuando anunció el plan el 13 de mayo, López Obrador señaló que era de «aplicación voluntaria» y, si las autoridades locales decidían algo diferente, no habría represalias.
Y así ha sido, pues varios estados tomaron otras vías este lunes. Es el caso de Jalisco, uno de los motores económicos del occidente del país, que implementó su propia «Fase Cero», un impasse en la reactivación a partir del 1 junio.
Por ello, mantiene vigentes el aislamiento para personas vulnerables, el uso obligatorio de cubrebocas en espacios públicos, los protocolos en negocios y las multas contra establecimientos.
El gobernador Enrique Alfaro, del opositor Movimiento Ciudadano (MC), puntualizó que su región no tendrá una apertura parcial porque considera «un error» que haya «diferenciación territorial».
Es decir, que los 23 «municipios de la esperanza» de Jalisco no retomarán actividades pese al aval federal, precisó en declaraciones a Radio Fórmula.
En la postura contraria, el vecino estado de Aguascalientes sí abrió en su totalidad este lunes, salvo en escuelas.
Su gobernador, Martín Orozco, explicó en entrevista radiofónica que ya pueden abrir centros comerciales, y que las empresas que alistan sus protocolos abrirán la próxima semana.
Entre estas, están firmas textiles y automotrices, como Mercedes y Nissan.
«Tenemos que convivir con la COVID», sentenció el político del derechista Partido de Acción Nacional (PAN).
ENTRE DUDAS Y PRESIÓN
El inicio parcial de la «nueva normalidad» no implica que el resto de localidades puedan incumplir las medidas de distanciamiento social decretadas a finales de marzo, que prohíben actividades no esenciales hasta el 30 de mayo, recordó a Efe Samuel González, experto en salud pública del grupo México Responde COVID-19.
«Me parece muy peligroso, es desafortunado que haya gobiernos municipales y estatales que cedan a la presión de diferentes grupos en el sentido de ya reabrir los negocios», advirtió el egresado de la London School of Hygiene and Tropical Medicine.
El médico argumentó que la economía no puede reactivarse al mismo nivel de antes, por lo que el plan del Gobierno busca un punto medio que ralentice la propagación del coronavirus, pero con la recuperación del ingreso familiar.
En tanto, el presidente anunció en su conferencia matutina que el Gobierno empieza este lunes trámites para autorizar protocolos para que las empresas automotrices, de construcción y minería reabran de forma paulatina.
No obstante, aún hay confusión, considera Edmar Lezama, coordinador del Programa Único de Especializaciones en Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
«En torno a las medidas de seguridad no hay mucha claridad, no se han establecido criterios de distancia en las maquiladoras, se sabe que las personas trabajan a distancia corta y de no hacerlo así evidentemente el espacio físico no alcanzaría», opinó.
El economista también recordó una de las principales críticas al Gobierno: la falta de pruebas para detectar la COVID-19.
«No se ha dicho aún que en esta ‘nueva normalidad’ habrá más pruebas, para que en caso de que exista un asintómatico o un nuevo contagio se le pueda aislar y darle seguimiento a las personas con las que estuvo», manifestó Lezama.