Isla Contoy (México), 9 oct (EFE).- Las autoridades mexicanas de protección al medioambiente presentaron este miércoles un plan emergente contra la enfermedad del síndrome blanco por la que en los últimos 17 meses han muerto más corales que en los 40 años previos en el país.
La muerte masiva de los corales ha obligado a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) a elaborar un plan de acción emergente para intentar contener su expansión en el Mar Caribe hacia Centroamérica.El Plan de Acción del Síndrome Blanco en Arrecifes del Caribe Mexicano plantea 6 estrategias y 57 «acciones puntuales», entre ellos mejorar el manejo integrado de la zona costera, del agua, de las prácticas pesqueras y vigilar el avance de la enfermedad y generar investigación académica.»Es un documento que refleja la suma de voluntades, donde cada uno de los sectores participantes lo que hizo fue decir qué puedo hacer yo desde mi trinchera y desde mi trabajo cotidiano», dijo a Efe Nallely Hernández Palacios en un recorrido por Isla Contoy, un Área Natural Protegida, uno de los últimos bastiones de conservación.
La primera vez que el síndrome blanco se detectó en el Caribe mexicano fue en junio de 2018 y seis meses después se detectó que ya había muerto el 30 % de los corales del estado mexicano de Quintana Roo.
Esta enfermedad consume el tejido del coral hasta dejarlo desnudo, en el puro esqueleto, que entonces es colonizado por otros organismos, generalmente algas, lo cual modifica el ecosistema marino.
Se calcula que 22 especies de corales han sido contagiadas y se han detectado que en algunas especies ya no queda ninguno saludable, como el coral columna, importante en tanto que es vertebrador de arrecifes.Aunque ha habido esfuerzos aislados, aún no se cuenta con un nuevo censo global, es por ello que la Conanp y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) destinarán en conjunto 1,2 millones de pesos (61.318 dólares) para su ejecución.
Ya se han monitoreado 33 sitios de arrecifes y los resultados son que la enfermedad prevalece y avanza a ritmo de vértigo, advirtió Hernández Palacios.
Aunque las causas de la enfermedad aún son desconocidas, los científicos tienen algunas hipótesis.
El aumento de la temperatura del mar, el sargazo que enturbia el agua e impide llegar la luz a los corales, cambio químico del agua por aumento de nutrientes provenientes de aguas residuales y el aumento de microplásticos son algunas de las posibles causas, aunque también se habla de una combinación de factores.
«Este planeta está sufriendo muy severos efectos del cambio climático global, como todos sabemos, pero en el Caribe mexicano, estos severos efectos se ven aumentados con el deterioro de la calidad del agua», aseguró Eric Jordán Dahlgren, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM
«Y cuando las aguas son turbias, los corales se mueren», destacó el investigador al sostener que las consecuencias de la muerte masiva de corales y el tiempo de recuperación, «son incalculables».
Los arrecifes son organismos de una importancia superlativa y aunque comprenden el 2 % de los sistemas marinos, albergan al 30 % de las especies marinas: «son sistemas que ocupan poco espacio, pero concentran una alta biodiversidad», explicó.
Se calcula que cada año atraen a unos 14,2 millones de turistas y 6,4 millones de viajeros de crucero, lo cual genera una derrama economía turística anual de 9.500 millones de dólares, de acuerdo con datos de la Secretaría de Turismo (Sedetur) estatal.
PROBLEMAS DE REPRODUCCIÓN DE LOS CORALES
Por segundo año consecutivo, los corales de Quintana Roo han tenido problemas para ovular y para reproducirse, dijo a Efe Anastazia Banaszak, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.
Ello, alertó Banaszak, pone en vilo la supervivencia de la segunda barrera arrecifal más importante del mundo, que se extiende en el Caribe en aguas de México, Guatemala, Belice y Honduras.
La mayoría de los corales se reproducen solo una vez al año, en verano y cuando hay luna llena, por lo que las cientos de colonias en Puerto Morelos, Cozumel y Cancún que no ovularon ni se reprodujeron esta vez, lo harán, tal vez, hasta el próximo año.
Cada año, durante las cinco noches posteriores a cada luna llena, Banaszak y su equipo, acuden al arrecife, capturan gametos y larvas, los crían por algunos meses en un laboratorio instalado en el Instituto de Ciencias del Mar, hasta que crecen lo suficiente y pueden ser devueltos y sembrados.
Gracias a esta tarea, en 2018 se sembraron más de mil basamentos de cinco distintas especies. Cada basamento contiene un aproximado de cien reclutas (larvas). Este año han logrado criar a cerca de 193.000 larvas de tres especies distintas.
Otro de los objetivos de la Conanp es colaborar con Belice, Guatemala y Honduras, países a los que ya llegó la rara enfermedad- y compartir la experiencia de México en la lucha contra el síndrome blanco.