México, 3 jul (EFE).- Tras las tensiones comerciales vividas con Estados Unidos en el último mes, México ha comenzado a dirigir la mirada hacia China, su segundo socio comercial, con quien aspira a fortalecer sus relaciones como contrapeso a su vecino del norte.
«Es obvio que ante un posible escenario adverso con tensiones comerciales con Estados Unidos, el Gobierno mexicano busca diversificar sus alternativas de mercado», comentó este miércoles a Efe Khemvirg Puente, coordinador del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Por ello, el secretario mexicano de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, protagonizó esta semana una visita oficial en Pekín donde apostó por «aprovechar el enorme potencial que ofrece China en materia comercial y de inversión».
Una visita que tuvo lugar pocos días después de la cumbre del G20 en Japón, donde Ebrard coincidió con el presidente estadounidense Donald Trump, quien agradeció el esfuerzo de México para frenar la migración, lo que ha evitado hasta ahora la imposición de aranceles a los productos mexicanos.
Según Puente, esta visita a Pekín es una «jugada estratégica» del Gobierno mexicano que por una parte fortalece las relaciones con China y por otra envía un «mensaje» a Estados Unidos para que acelere la ratificación del tratado comercial T-MEC.
Hasta el momento, México es el único país que ha ratificado este acuerdo, cuya aprobación sigue pendiente en los congresos de Estados Unidos y de Canadá.
Tradicionalmente, México ha tenido una «relación cordial» con China supeditada a su relación comercial, por lo que el Gobierno mexicano siempre ha evitado levantar la voz ante las «violaciones de derechos humanos» en territorio chino, contó Puente.
Según datos de la Embajada mexicana en Pekín, el comercio bilateral fue de 90.700 millones de dólares en 2018, convirtiendo a China en el segundo socio comercial de México por detrás de Estados Unidos.
Sin embargo, la balanza comercial es desfavorable para México, algo que el presidente Andrés Manuel López Obrador desea cambiar «lo más que se pueda».
Para lograr este objetivo, Ebrard quiere establecer «una plataforma común» con China para analizar el mercado.
«Lo que tenemos que hacer ahora es estudiarlo a fondo para encontrar complementariedades y desarrollarlas», afirmó tras reunirse este martes con su homólogo chino, Wang Yi.
Ebrard aseguró que ambos países han mostrado su interés mutuo en «hacer avanzar la relación estratégica» y coinciden «en la necesidad de acercar posiciones para hacer frente a los retos globales y construir consenso».
«En lo económico, la relación bilateral es cada vez más importante pero buscamos mayor comercio, más inversiones y mejores relaciones económicas», dijo.
De acuerdo con Manuel Valencia, director del programa de Negocios Internacionales del Tecnológico de Monterrey, la estabilidad política de China favorece que México pueda explorar nuevos mercados en el país asiático.
«Así como hay mucha incertidumbre en la relación con Estados Unidos, en China no hay indicios de que vaya a haber grandes cambios políticos en los próximos 10 o 15 años», dijo este miércoles a Efe.
Por ello, consideró que es momento de que México «abra opciones de mercado en China» en materia de turismo o de propiedad intelectual que ayuden a paliar la «desfavorecida» balanza comercial.
Pero descartó que México deba buscar un tratado de libre comercio con China porque este entraría en conflicto con el T-MEC y con el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TTP).
En su visita a Pekín, Ebrard identificó como nuevas oportunidades de negocio la industria aeroespacial, la de movilidad eléctrica, la logística, la de electrodomésticos y la médica.
Además, destacó las inversiones que ya existen, con ejemplos como el mexicano Grupo Bimbo, con fuerte presencia en China, y la tecnológica china Hisense, que tiene su mayor planta en la mexicana Ciudad Juárez.
Según Valencia, es «muy relevante que haya este acercamiento» pero sostuvo que es un error que la visita la haya encabezado Ebrard en lugar de López Obrador, quien nunca ha salido de México desde que es presidente.
«Creo que la importancia de China merecía un alto nivel de atención», apuntó el académico.