México, 3 nov (EFE).- Una semana después de ganar las elecciones de Argentina, Alberto Fernández viaja a México para una reunión este lunes de carácter privado con el presidente Andrés Manuel López Obrador, certificando así el interés por formar un eje progresista inédito que uniría a los dos extremos de América Latina.
«Ambos quieren mandar un mensaje de afinidad ideológica ya que ganaron sus elecciones abanderando la causa de la muerte del neoliberalismo y les interesa construir una alianza regional», dijo a Efe el coordinador del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Khemvirg Puente.
De momento no se conocen muchos detalles de la reunión, si bien la Presidencia confirmó a Efe que tendrá lugar este lunes y será de carácter «privado». Es decir, sin la ceremonia habitual con la que se reciben mandatarios que ya asumieron oficialmente el cargo.
Según Puente, tanto López Obrador, que preside México desde el 1 de diciembre, como Fernández, que asumirá el poder en Argentina el 10 de diciembre, presentan «una coincidencia en el estilo de liderazgo populista».
Con el cambio político, Argentina se convertirá en la potencia política y económica regional de mayor cercanía ideológica con el Gobierno de López Obrador, pues ambos se autodefinen como izquierdistas aunque marcan distancias con el socialismo del siglo XXI abanderado por Venezuela.
«Se abre una oportunidad para México por descarte, ya que ni Bolivia, ni Cuba ni Venezuela son aliados posibles por su carácter autoritario», opinó para Efe Gustavo López Montiel, especialista en economía y relaciones internacionales del Tecnológico de Monterrey.
Además, ninguno de los dos países aplica políticas cerradas al libre mercado, y Argentina necesita hacer frente al préstamo de 56.300 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) que recibió para enfrentar sus dificultades económicas.
En este contexto de dificultades, no es de extrañar que Fernández visite a la segunda economía de América Latina, por detrás de Brasil, cuyo presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, desprecia el peronismo argentino.
El profesor del Tecnológico de Monterrey advirtió que la alianza entre México y Argentina puede ser «peligrosa» para López Obrador.
Y es que la próxima vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, quien ya gobernó el país entre 2007 y 2015, afronta acusaciones de corrupción, mientras que para el presidente de México es prioritario el combate contra la corrupción.
MÉXICO PONE UN OJO EN AMÉRICA LATINA
Aunque López Obrador ha desdeñado la política exterior y no tiene previsto llevar a cabo ningún viaje al extranjero por ahora, no cabe duda de que su Gobierno se está fijando más en América Latina que sus predecesores, cuya agenda se centraba básicamente en la relación con Estados Unidos.
En los últimos meses, el mandatario mexicano ha recibido en Palacio Nacional a los mandatarios de El Salvador, Nayib Bukele; de Honduras, Juan Orlando Hernández; de Guatemala, Jimmy Morales; de Cuba, Miguel Díaz-Canel; de Costa Rica, Carlos Alvarado; y de Panamá, Laurentino Cortizo.
Asimismo, felicitó por teléfono a Fernández por su victoria en Argentina y a Evo Morales por ganar las elecciones de Bolivia, a pesar de la polémica en torno al recuento de votos en el país suramericano.
«López Obrador quiere voltear a ver a América Latina porque no puede tener una comunicación fácil con Estados Unidos, que fue la agenda prioritaria de (sus antecesores) Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox y los anteriores», sostuvo Puente.
Sin embargo, los expertos coincidieron en que esta cercanía es más bien simbólica por los lazos culturales e históricos entre países latinoamericanos, y descartaron que López Obrador pretenda ejercer un liderazgo en la región.
López Montiel opinó que el presidente mexicano se mantendrá invariable en su visión de que «la mejor política exterior es la interior» y delegando al canciller mexicano, Marcelo Ebrard, la presencia en las cumbres internacionales.