El problema del suicidio no se va a detener en Aguascalientes mientras que las instituciones de salud y las agrupaciones o grupos sociales abocados a la prevención sigan dando “palos de ciego” en la estrategia y trabajando de manera aislada, pues por lo complejo del fenómeno se necesita unir esfuerzos para jalar todos en un mismo sentido.
Lo anterior fue señalado ante HIDROCÁLIDO por especialistas en la salud mental, tras lamentar los pobres resultados que se tiene en la Entidad en materia de prevención y atención del fenómeno que tiene al Estado en el primer lugar en la incidencia de este tipo, tomando en cuenta los casos consumados y el número de habitantes que tiene la Entidad.
Lo del suicidio es algo tan complejo y delicado que ni siquiera los mismos médicos y tampoco muchos de los psicólogos le entran al tema, por lo que el problema difícilmente se puede tan siquiera controlar, cuando ni siquiera se cuenta con una política específica a seguir en la prevención y cuando las instituciones, las fundaciones y las agrupaciones sociales trabajan sólo con buenas intenciones, pero no con acciones bien estructuradas que permitan ir al fondo del problema.
“Por lo general los médicos no son las personas indicadas para tratar a los presuicidas, porque no saben de psicología. Mucho menos las enfermeras y los paramédicos, quienes tampoco reciben ninguna preparación en la manera de atender emocionalmente a los pacientes”, señaló uno de los expertos en la materia luego de externar su preocupación por la indetenible ola de suicidios que se registra en Aguascalientes con muertes de este tipo que se presentan entre personas de todos los niveles socioeconómicos.
Sostuvo que si bien es cierto que también existen mejores esfuerzos, como la campaña que hace el DIF estatal, que tiene a 100 psicólogas trabajando específicamente en la prevención del suicidio, el resultado deseado en cuanto a la prevención y atención del problema no es el deseado cuando las fundaciones o grupos sociales trabajan por su lado, sin que exista conexión entre sí, y menos una política clara sobre el trabajo que se debe hacer para evitar que el problema siga en constante aumento, como lamentablemente ha ocurrido en los últimos dos años.