“Cuando un migrante llega a Aguascalientes se enamora, se siente atrapado por su gente, por el clima y por la belleza de la ciudad”.
Fernando Parra forma parte de los casi 5 millones de venezolanos que han emigrado buscando un mejor futuro, una mejor situación para sus familias, la situación política, la calidad de vida en Venezuela hoy en día ha obligado a muchísimos venezolanos a dejar su país.
Fernando vino a México en julio del 2010, estuvo cinco años en la CDMX y hace cinco años decidió venir a Aguascalientes buscando un entorno más tranquilo ya que también se vino su familia completa conformada por 10 integrantes. Sus padres son colombianos quienes se fueron a Venezuela en busca de oportunidades y ahora por la situación que vive el país les tocó emigrar a México.
Se dedica a la música, es Dj y también trabaja en instalaciones de redes, es integrador. Hace activismo ambiental, fundador de la campaña ‘Aguascalientes sin Colillas’, la cual busca erradicar la problemática de las colillas de cigarro y su contaminación.
Se han encontrado con casos de racismo, “los compañeros de trabajo que de repente se toman muy enserio de que somos extranjeros y que venimos a quitarles el trabajo, pero también nos hemos encontrado que aquí sobra trabajo, aunque la gente diga que hace falta y sí, tal vez en unos sectores, pero nosotros hemos visto que sobra trabajo, lo que pasa es que o son muy mal pagados o la gente en realidad quiere algo muy fácil y pues la palabra lo dice, es trabajo y conlleva algo de esfuerzo”.
“Nosotros no decidimos salir de nuestro país, nosotros llegamos arrastrados por mi hijo, por una situación muy dolorosa que nos cambió la vida”.
Comenta don Heriberto, su hijo tenía 20 años cuando decide salir de Honduras en busca del sueño del 'Sueño Americano', al pasar por esta ciudad llegó sin dinero y le ofrecieron trabajo porque estaba por empezar la ‘Feria’, mi hijo me llamó por teléfono y me dijo que estaba en Aguascalientes, que se quedaría a trabajar para juntar algo de dinero y seguir su camino, era un 8 de abril, al día siguiente cumpliría 21 años. Los trabajos iniciaron el 12 y el 16 de abril nos cayó la noticia, un vecino del barrio vio en el ‘Face’ la foto de mi hijo, mi nombre y el de mi esposa, nos fuimos a la extranjería a Tegucigalpa y nos mostraron las fotos de mi 'Samuelito' que estaba entubado en el Hidalgo, mi hijo había tenido un accidente y estaba en coma. Me desmayé, me enfermé y no me dieron la visa para venir, fue una de mis hijas mayores la que se vino a cuidarlo.
Don Heriberto llegó aquí el 19 de mayo del 2018, llegó con la intención de llevarse a su hijo que estaba en cuidados intensivos, estaba muy mal, “yo quería llevármelo a mi país como estuviera, llevarlo con su madre”.
“Después de hablar con las autoridades, con la Cruz Roja, con el consulado, nadie se hacía responsable porque estaba delicado y podría morir en el camino, una vez que vio imposible llevárselo, empezó a vender sus cosas que tenía en Honduras, su casa y todo lo que tenía, su hijo necesita a su madre con él, aunque estaba en coma se le miraba la tristeza”, comenta con lágrimas en los ojos el angustiado padre.
Después de acabar con el patrimonio de la familia había conseguido el dinero para traer a su esposa, ella llegó el 9 de julio. El 1 de septiembre muere el hijo del matrimonio Díaz después de cinco meses de agonía y ahora la familia se quedaba sin nada, sin su hijo, su patrimonio y en un país que no es el suyo.
El padre recordó la promesa que le hizo su hijo antes de salir de Honduras, “yo quiero cambiarles la vida papi, quiero que no estén en esta situación, quiero que sea otra persona, que no esté aquí, que cuando yo venga de Estados Unidos hallarlo en otro lugar, esas fueron sus últimas palabras, sencillo y difícil de entender al final porque cuando estábamos enterrándolo yo me puse a pensar lo que él me platicó y entonces sí, le dije a mi esposa nos cambió la vida”.
Mientras se seca las lágrimas don Juan toma fuerzas para terminar con la voz quebrada, “ahora lo único que nos preocupa son los papeles, pero es un proceso largo, estamos como refugiados, nuestra situación es diferente, si nos quieren repatriar que me saquen el cuerpo de mi hijo con todo y los huesos y que me vayan a tirar, si quieren, pero yo de 'Aguas' no me muevo hasta que pase los seis años mijo, no nos vamos sin nuestro hijo”.
Yolima una mujer alegre y llena de chispa nos trae un pedacito de Colombia, viene de la región cafetalera y llegó aquí para quedarse. Se considera una mujer de retos y guerrera, tiene 48 años y cuatro años viviendo en esta ciudad.
Yolima viene a México en busca de oportunidades, de un mejor futuro ya que la situación económica en su país es muy dura, como ella lo comenta.
Es madre soltera, su hijo llegó a México para estudiar una maestría y decidió quedarse, está casado y vive en la CDMX, en cambio ella vino a conquistar esta ciudad con su Restaurante “El Rincón Colombiano” y asegura que si visitan el lugar se sentirán como en Colombia.
No ha sido fácil, comenta, “Nosotros los colombianos le batallamos cuando nos asocian con Pablo Escobar, con la droga, con la 'coca', piensan que la traemos, pero eso ya pasó hace muchos años, uno viene aquí a trabajar, a luchar y a tener una mejor vida, a mí me gusta mucho aquí, me siento muy feliz, desde octubre soy residente y yo llegué aquí para quedarme”.
“Tuve mejores oportunidades que mis paisanos que pasan por aquí, soy Frantzdy Pierre, tengo 27 años y soy de Puerto Príncipe, Haití”.
Frantzdy llegó a esta ciudad en el 2014 como becado para estudiar en el Tecnológico, actualmente es egresado de Tecnologías de la Información, fue en marzo de este año cuando terminó su carrera, tiene un permiso de estudiante que se vence el próximo año, ahora trabaja un UBER y está en busca de cualquier oportunidad de trabajo para quedarse aquí.
El joven de 17 se siente muy feliz, Aguascalientes le parece ciudad muy bonita que lo tiene todo, con profunda tristeza comenta que cuando pasan sus paisanos que van para los Estados Unidos, los saluda, les ofrece su apoyo y está atento en los cruceros, está convencido de que cada uno sale por alguna razón y entonces tienen que buscarle. El tuvo la suerte de salir por estudios y ellos tal vez no tuvieron las mismas oportunidades. “Que Dios los guié y los ayude”, concluye.
DATOS
En los últimos años se ha incrementado la población migrante que elige a Aguascalientes como su lugar para vivir, lo que ha empezado a convertir la ciudad en un mosaico multicultural, esto según los resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Aguascalientes aparece en el quinto lugar nacional en la lista de Estados con saldo positivo entre la población que llega al Estado proveniente de otras partes de la República, o incluso de otros países, en comparación con la población que emigra hacia otros lugares, con un porcentaje de 2.2 por ciento.
En septiembre del 2018 se lanzó la iniciativa de ley para nombrar a Aguascalientes como Ciudad Santuario y que fuera un oasis para migrantes.
La iniciativa pretendía adicionar el artículo 13 bis de la Constitución Política del Estado a efecto de que las autoridades de los tres niveles de Gobierno reconozcan y protejan la dignidad de las personas migrantes. Al mismo tiempo se obliga a que la repatriación sea el último recurso y antes de llegar a él se agoten todas las opciones que permitan sus derechos humanos.
En agosto de este año la iniciativa no fue aprobada por los diputados, sin embargo se insiste en brindar seguridad y apoyo a los migrantes que van de paso o incluso a aquellos que deciden quedarse y desean arreglar su situación legal.
Por otra parte el flujo migratorio de Honduras forma parte de un fenómeno regional que incluye a El Salvador, Guatemala y México, y que juntos conforman los países del Norte de Centroamérica (NCA), y según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las razones de su población para cambiar de residencia y migrar en búsqueda de trabajo son múltiples y diversas.
Respecto a la migración venezolana, comentó el portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), “los venezolanos son hoy en día la segunda población desplazada fuera de su país más grande del mundo, después de los 5.6 millones de refugiados sirios”. Huyen de la peor crisis económica de la historia reciente del país, con la mayor inflación del mundo y con problemas de desabastecimiento de ciertos alimentos, medicinas y productos básicos.