Ciudad Juárez/Tijuana, 18 mar (EFE).- Los migrantes que permanecen en la frontera de México con Estados Unidos no renuncian al sueño americano y permanecen en la región pese a la pandemia de COVID-19 que ha puesto el mundo en jaque cerrando fronteras de multitud de países.
A pesar de las restricciones que en los últimos meses se han impuesto por parte de las autoridades migratorias de Estados Unidos a las personas que buscan internarse en el país, muchas familias continúan llegando de forma masiva a la mexicana Ciudad Juárez, fronteriza con El Paso, Texas.
Es el caso de la ecuatoriana Daysi Torres, quien viajó hace poco más de un mes desde Ecuador con el sueño de dar una mejor vida a sus hijos y reencontrarse con los familiares que ya viven en Estados Unidos.
«Mi propósito es cruzar para el otro lado. Por una parte sí me da mucho miedo (el coronavirus) por mis hijos, pero por ellos es que vengo acá, para darles una mejor vida», comentó este miércoles a Efe.
A nivel mundial se han reportado casi 180.000 casos y más de 7.400 defunciones. Mientras que en México hay confirmados 93 casos, en Estados Unidos se registran más de 6.500 casos y un centenar de fallecidos.
«Es un riesgo que a veces tenemos que correr», afirmó Patricio Guayasaca, el esposo de Daysi.
El 25 de enero de 2019 entró en vigor el programa «Remain in México» que permite al Gobierno estadounidense regresar a ciertos solicitantes de asilo a México, con la connivencia de este país, que alegó «razones humanitarias» para aceptar la propuesta.
En al menos ocho ciudades de la frontera, algunas con altos índices de violencia como Ciudad Juárez y Matamoros, en estos meses han esperado su turno ante una corte estadounidense más de 60.000 personas, a menudo en una situación muy precaria.
CONFUSÍON Y PREVENCIÓN
En las últimas horas, trascendió a medios que el Gobierno de Estados Unidos retornaría de inmediato a México a migrantes por la crisis del COVID-19, algo que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) desmintió en un breve mensaje este martes.
«El Gobierno de México no ha recibido una solicitud formal por parte del Gobierno de Estados Unidos con dicha propuesta», apuntó la Cancillería, quien dijo que analizará la situación si se confirma la medida del país vecino.
En tanto, en los albergues de Juárez han contado en las últimas semanas con talleres por parte del Gobierno para buscar crear conciencia en la higiene personal y colectiva dentro de estos espacios donde llegan a vivir decenas de personas en tan solo unos metros.
«Nos han venido a dar algunos ‘tips’ (consejos) para que no nos contagiemos, que tengamos más aseo. Nos han venido a decir que tengamos más aseado el lugar y que a cada rato nos lavemos las manos porque eso también nos puede contagiar», apuntó Torres .
Y desde el albergue donde vive ahora, llamado El Buen Samaritano, agregó: «Dios quiera que se cumpla y que no nos pase nada».
LOS SUEÑOS SE REPITEN
En la fronteriza Tijuana, a unos 1.200 kilómetros de Ciudad Juárez, la nicaragüense Aura Lila López lleva ya ocho meses en México junto con su hija de 17 años y esperando poder cruzar.
Pese a la crisis global, ella mantiene la esperanza a que el virus pasará pronto y les permitirá solucionar su situación legal en Estados Unidos.
Explicó a Efe que en julio de 2019 ella cruzó el Río Bravo y se entregó a las autoridades estadounidenses, quienes la retornaron a Tijuana para que solucionara su solicitud de asilo político de forma legal.
Reconoció que tiene miedo por el COVID-19, pero su temor principal es el futuro incierto que se vive en las cortes estadounidenses. Pues según dijo, muchos de sus paisanos son rechazados en la última visita ante el juez.
«Tenemos mucho miedo, pero pues vinimos con ese objetivo y esperamos que pase. Nos dicen que se cerrarán las fronteras pero esperamos se controle la situación», expresó.
Aura Lila aseguró que ella insistirá en ingresar a Estados Unidos y por el momento contempla seguir viviendo en Tijuana ya que en Nicaragua ella es una perseguida política, afirmó.
DESCONFIANZA ANTE LA CRISIS
Por otra parte, el hondureño Sergio Vázquez se mostró muy desconfiado. Para él, el coronavirus es un negocio inventado por los Gobiernos mundiales y que favorece a los de siempre, a los ricos.
«En lo personal es negocio porque hay muchos virus que están y como no es global no le hacen caso», subrayó.
Sergio era bombero en Honduras, pero la delincuencia lo orilló ha viajar a Tijuana y desde hace un mes trabaja en una empresa maquiladora de la región.
Este martes, decenas de migrantes integrantes del albergue Ágape fueron atendidos en el Hospital General de Tijuana para que se les hicieran análisis médicos ya que presentaban síntomas de gripe y tos, pero hasta el momento se desconoce el resultado de los estudios.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) pidió este martes al Instituto Nacional de Migración (INM) tomar medidas para prevenir contagios de coronavirus en las estaciones y albergues mexicanos que acogen a migrantes procedentes de otros países.
Horas después, el INM dijo «aceptar y aplicar» estas medidas cautelares emitidas por la CNDH a fin de evitar el hacinamiento y el contagio masivo del COVID-19.