México, 15 sep (EFE).- El mexicano Miguel Aguilar cortó una oreja en la primera novillada del ciclo Soñadores de Gloria celebrada ese domingo en la Plaza México, mientras que Sebastián Ibelles y Cristian Antar se fueron sin apéndice alguno.
Los novillos de La Antigua, aunque bien presentados, fueron mansos. Unas 2.000 personas acudieron a la plaza en este domingo de puente festivo, el 209 aniversario del Grito de Independencia de México de España en 1810.
Ilusionante y muy seria presentación de Miguel Aguilar en su primera novillada con picadores. El novillero de Aguascalientes presentó unas condiciones muy puras a la hora de enfrentar a los astados y un saber estar en la plaza impropio de alguien con tan pocos años de experiencia en la arena.
Desde que salió de chiqueros su primer novillo, el de embestida más nítida de la tarde sin ser un derroche de casta, Aguilar demostró una claridad de ideas sorprendente.
Con el capote fijó al novillo con medias verónicas muy ceñidas. Luego, tras el encuentro del animal con el caballo, realizó unas gaoneras que, sin ser del todo limpias, sacaron a relucir uno de los principales argumentos de futuro del joven novillero: un valor seco.
Tras brindar el novillo a Mario Aguilar, su hermano fallecido, realizó una faena de muleta de una pureza extraordinaria, citando de frente y cruzado, sin mover la zapatilla del piso, siempre con la tela desmayada y llevando ceñido al cuerpo al animal en lo que fueron los lances más completos de la tarde.
En uno de los longitudinales y ceñidos pases el animal dio una voltereta sobre sí mismo que lo dejó muy tocado e impidió a Aguilar continuar la faena de muleta con la misma facilidad. No por ello tiró de tremendismo ni trucos, mantuvo el sitio logrando pases de pecho de mucho mérito.
Mató de una estocada caída pero certera que le valió una oreja. Todavía más importante fue su lidia con el que cerró plaza. A la mansedumbre del de La Antigua se sumó un traspié que le dejó casi inválido por lo que el novillo se quedaba a media embestida.
Hasta en tres ocasiones estuvo a punto de prender a Aguilar que muy cruzado y de frente mandó en todo momento al animal.
La faena mantuvo al público presente en silencio, en una de esas bregas que dan sentido a la tauromaquia. Cada intento de pase conllevaba riesgo de cogida y en cada lance, Aguilar, firme, lidió al novillo con valor, sometiéndolo hasta lograr apagar el peligro del manso.
Una faena para no olvidar, pura, sin circulares ni toreo a cabeza pasada. El desacierto con los aceros, aunque mató al primer descabello, evitó que Aguilar abriese la puerta grande de La Plaza México.
Sus compañeros de terna abusaron de pico y distancia, en el caso de Ibelles, y de obsesión con el toreo reposado Antar. Ambos recibieron avisos, que en el caso del primero de Cristian Antar, debieron terminar con el toro devuelto a corrales
Las reses de La Antigua apenas lucieron salvo en la vara recibida por el que cerró plaza, pero por su dificultad sirvieron para poner a cada novillero en su lugar en esta primera tarde de Soñadores de Gloria.