México, 27 ago (EFE).- El asesinato en 1920 de Venustiano Carranza, constructor de la Constitución Mexicana, es un hecho de novela que involucró a cinco personajes que después gobernaron el país, afirma este jueves a Efe el historiador mexicano Javier Garciadiego.
Los sucesos históricos que acabaron en la muerte de Carranza el 21 de mayo de 1920 en Tlaxcaltongo, estado de Puebla, se relacionan de una manera u otra con Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y, de manera secundaria, a Adolfo Ruiz Cortines, todos presidentes de México.
Tema central de su lectura estatutaria en la Academia Mexicana de la Lengua presentada este jueves, Garciadiego dice a Efe que eligió a Carranza por el centenario de su muerte y porque es «un hecho absolutamente novelable».
LA LITERATURA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA
En entrevista con Efe, comenta que dentro del género literario de la Revolución Mexicana, pocos hechos concretos dieron lugar a obras literarias como el asesinato Carranza, presidente de México y promotor de la Constitución vigente desde 1917.
Martín Luis Guzmán, pionero de la novela revolucionaria, escribió sobre ella; Francisco L. Urquizo, militar y novelista, hizo varias crónicas; Fernando Benítez recrea al personaje en su obra «La crónica del rey viejo», comenta Garciadiego.
Sobre los aspectos de novela que tiene la historia, Garciadiego destaca los ingredientes de la historia como la traición. «Todos traicionan a Carranza», argumenta.
«Hay asesinato, sangre, la duda de si es asesinato o suicidio, la noche en que murió, lluviosa, oscura, en un paraje inaccesible de México a donde no llegaba ni teléfono ni telégrafo», señala el historiador.
LA REVUELTA DE AGUA PRIETA
Ante los deseos de dejar en la presidencia a un personaje llamado Ignacio Bonilla, surgió la revuelta de Agua Prieta (Sonora), donde participan Obregón, Elías Calles y De la Huerta, contra Carranza, que se lleva el gobierno a Veracruz en un viaje por tren que termina con su muerte a manos de las fuerzas del general Rodolfo Herrero.
«¿Quién es el jefe formal del plan de Agua Prieta?: De la Huerta, futuro presidente. ¿Quién es el jefe militar?, Elías Calles, futuro presidente de México. ¿Quién es el líder moral? El beneficiario fundamental para quien se hace la revuelta: Álvaro Obregón», destaca.
Además, los asesinos fueron detenidos por Cárdenas, futuro presidente de México y, como «detalle menor» Ruiz Cortínez, otro futuro presidente del país, era secretario particular de Jacinto Treviño, otro militar involucrado en el plan de Agua Prieta.
Para Garciadiego, la revuelta de Agua Prieta fue la confrontación entre dos grupos militares, el carrancismo que iba en declive y los obregonistas, que estaban en ascenso.
«Es la sustitución del grupo que sale y la llegada del grupo que iba a tener el poder los siguientes 35 años», concluye Garciadiego sobre la importancia y trascendencia del asesinato de Carranza.
En este sentido, 1920 «es un año importante» porque hay una especie de corte histórico.
Carranza terminó de cumplir su papel histórico y su liderazgo se convertía en rémora por lo que con un hecho de sangre, su asesinato, dio entrada a la llegada de un nuevo liderazgo.
Carranza, gobernador de Coahuila en el régimen de Porfirio Díaz, participó en la segunda parte de la Revolución mexicana a la muerte de Francisco I.Madero, presidente de 1911 a 1913, al derrocar a Victoriano Huerta en 1914.
Fue presidente de México desde 1914 y en 1917 con la promulgación de la Constitución Mexicana, se convirtió en el primer mandatario constitucional del país.
Garciadiego (Ciudad de México, 1951), es licenciado de Ciencias Políticas de la UNAM, maestro en Historia por la Universidad de Chicago, tiene doctorados en Historia de México por El Colegio de México y en Historia de América Latina por la Universidad de Chicago (1988).
Entre sus obras publicadas destacan «La Revolución mexicana, 1910-1917» (1985), «La Revolución mexicana. Crónicas, documentos, planes y testimonios» (2003), y también es autor de los capítulos sobre Revolución mexicana de la «Nueva historia mínima de México» (2004) y de la «Nueva historia general de México» (2010).