México, 6 may (EFE).- El histórico político izquierdista Porfirio Muñoz Ledo es de los pocos diputados del oficialismo mexicano que se atreven a criticar en público al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. A sus 86 años, tiene claro que no es un «borrego» y que nadie lo va silenciar.
«No soy discordante, soy opinante. En muchas de sus iniciativas estoy de acuerdo, pero hay algunas en las que no lo estoy y no me voy a callar en ningún momento ni en ninguna circunstancia», expresó este miércoles en entrevista con Efe el diputado, quien teme que la crisis del COVID-19 deje en jaque el proyecto político de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el partido gobernante que ayudó a fundar.
SE «VIOLA» LA SEPARACIÓN DE PODERES
El último episodio de enfrentamiento con el Gobierno fue la iniciativa que López Obrador mandó a la Cámara de Diputados para poder modificar a su antojo el presupuesto federal ante la crisis económica derivada del COVID-19.
«Hay que verlo como un acto fallido que afortunadamente logramos entre muchos que se parara», expresó en entrevista telemática Muñoz Ledo (Ciudad de México, 1933), quien opinó que la iniciativa daba «atribuciones excesivas al presidente, que no tenía ni siquiera la obligación de rendir cuentas».
No es la primera vez que Muñoz Ledo reprocha que el Gobierno de López Obrador intente utilizar su mayoría en la Cámara como un rodillo para aprobar sus iniciativas sin apenas discusión.
«Se está pretendiendo verdaderamente, lo digo con cuidado pero con firmeza, violar el artículo que ordena que nunca haya fusión de poderes» entre el Ejecutivo y el Legislativo, subrayó el expresidente de la Cámara de Diputados.
Aunque también cargó contra su propio grupo parlamentario, porque en muchas ocasiones «las propuestas del Ejecutivo son sagradas y no se les puede añadir ni una punto».
«Yo soy miembro de Morena, pero soy Porfirio Muñoz Ledo. No es un privilegio, sino una tarea que el país reconoce, tengo una singularidad y no soy un borrego, no les sigo ni lo haré», expresó este líder histórico, estrecho colaborador de López Obrador desde las elecciones de 2006 en las que el actual presidente perdió por un estrecho margen.
LÓPEZ OBRADOR TIENE «MALOS CONSEJEROS»
Pocos conocen tan bien los vestidores del poder como Muñoz Ledo, quien desde los años 70 ha presidido los Partidos Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), ha sido ministro de Trabajo y de Educación, y embajador ante la ONU, la Unesco y la Unión Europea.
Con esta experiencia, no duda en señalar al equipo más cercano de López Obrador como los culpables de que el presidente vaya «por libre» sin consensuar sus propuestas: «La Presidencia de la República es muy plural, adentro hay asesores (…) Son voces que son malas consejeras», opinó.
Muñoz Ledo lamenta que su gran amigo López Obrador se esté alejando así de la llamada Cuarta Transformación (4T), el proyecto político de izquierdas que diseñaron juntos.
Por eso no ha dudado en criticar muchas políticas del Gobierno, como el freno a la migración centroamericana o el actual plan de choque económico contra la crisis derivada del COVID-19.
«Creo que las medidas que se han tomado no son propiamente de la 4T», dijo contundente el diputado, quien propuso una renta básica universal equivalente al salario mínimo para la población con bajos ingresos.
Esto, según Muñoz Ledo, detonaría el consumo, en lugar del plan de pensiones y becas par adultos mayores y jóvenes impulsado por el Gobierno, un dinero que «a veces se va en chucherías o cervezas».
EL FUTURO DE LA 4T CON EL COVID-19
A pesar de todo, Muñoz Ledo sigue creyendo en el proyecto de la 4T, que busca erradicar la corrupción y la desigualdad de México y que se fraguó en reuniones en el estacionamiento de López Obrador entre varios líderes izquierdistas que querían combatir el neoliberalismo.
Pero teme que las acciones que se tomen contra la pandemia pongan en riesgo el proyecto transformador – heredero de la Independencia, la Reforma y la Revolución mexicana, según sus ideólogos-, que para Muñoz Ledo debe perdurar más allá de la presidencia de López Obrador (2018-2024).
«Me asusta y me preocupa que pueda haber un desfondamiento que interrumpa la continuidad del proyecto que para mí debe ocupar un período de la historia de cuanto menos tres sexenios. Si no, no vamos a consolidar la 4T», expresó.
Para Muñoz Ledo, quien presidió la ceremonia de investidura de López Obrador, la clave está en que el Gobierno atienda la crisis como una cuestión de Estado y el presidente «no puede tomar partido» contra la oposición y los medios de comunicación como hace recurrentemente.
«Ellos (la oposición) pueden ser excluyentes, nosotros debemos ser incluyentes, jugar al juego de la pacificación y de la unidad nacional», zanjó.