México, 6 nov (EFE).- Aprovechando su capacidad organizativa y económica para conseguir un cambio, miembros de la comunidad LGBTQ han creado la agrupación internacional Queers X Climate (Queers por el clima) que, impulsada por el mexicano Diego de León, busca hacer frente a la crisis climática.
Queer es una palabra en inglés que identifica a las personas de la diversidad sexual, una comunidad que «ha permanecido ajena» al tema de la emergencia climática a pesar de las intersecciones que existen entre el movimiento por la igualdad de derechos y el medio ambiente, explica De León a Efe.
«Como actores, la comunidad LGBTQ es una comunidad muy bien organizada, política y socialmente, y con un poder económico, en muchos países, muy importante. Simplemente en América del Norte estamos hablando de un poder adquisitivo de un billón de dólares, lo cual nos hace también actores de cambio», detalla el fundador.
De León es consultor internacional de políticas climáticas y ha participado durante años en las conferencias climáticas de la ONU, donde se percató de que la temática se ha abordado con grupos de juventud, género y pueblos indígenas, pero con la diversidad sexual fuera de la conversación.
Por ello, este año surgió Queers X Climate, que ya genera alianzas con políticos, diplomáticos, activistas y empresarios en Estados Unidos, Canadá, México y Europa, con el objetivo de generar «acción climática ambiciosa» y, en paralelo, destacar el daño que genera la crisis ambiental en las minorías sexuales.
«En temas de afectaciones, desafortunadamente en muchos países, incluyendo México, en donde el impacto del cambio climático es muy alto, al no tener pleno acceso a los derechos eso nos pone en una situación que, a la hora de que hay catástrofes climáticas, nos hace particularmente vulnerables», argumenta el mexicano.
El especialista cita como ejemplo el huracán María de 2017 en Puerto Rico, donde el fenómeno interrumpió el tratamiento de VIH de miles de pacientes.
Al mismo tiempo, personas que perdieron a una pareja del mismo sexo se quedaron sin patrimonio, derechos de visita en hospitales y hasta de reclamar cuerpos por la falta de reconocimiento de derechos, una situación que se repite en otros tipos de catástrofes y en muchos países.
Asimismo, un propósito de la asociación es señalar las incongruencias de los gobiernos, evidenciado en un análisis de 66 países que se comprometieron a la neutralidad del carbono para 2050 que 40 % de ellos consideran la homosexualidad como un crimen.
«¿Cómo puedes hablar de salvaguardar el planeta, de un desarrollo sostenible, cuando una parte de tu población no solamente no está protegida por derechos sino que es una población criminal solamente por el hecho que ama a otra persona?», cuestiona.
Desde sus redes sociales, Queers X Climate recibe a personas de la comunidad LGBTQ y aliados, y ya se ha acercado al sector privado, asociaciones civiles y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en México, además de líderes estadounidenses y hasta un grupo de drag queens en Canadá.
Aunque reconoce que aún hay retos en la práctica, De León considera que México es uno de los países que más han avanzado en el reconocimiento de los derechos de las minorías sexuales y de los compromisos climáticos a nivel legislativo, sobre todo en América Latina.
Sin embargo, exhorta a la comunidad LGBTQ a involucrarse en la lucha ambiental, y a los políticos a escuchar sus propuestas porque las victorias históricas que la diversidad sexual ha conseguido podrían perderse «en cuestión de años».
«Los desechos sociales, desafortunadamente, a veces son los primeros en ser suprimidos en momentos de emergencia, de crisis. Entonces, no podemos permitir llegar a ese mundo, que si bien suena un poco apocalíptico y distópico, pues es una realidad que podríamos estar enfrentando en una década», reflexiona.