CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 27 (EL UNIVERSAL).- Si te pareció que Natalie Portman hizo un gran papel como la doctora Jane Foster en «Thor» quizá se deba a que no sólo es una científica detrás de la pantalla, sino afuera de ella, ya que estudió psicología y dos de los artículos que escribió, en coautoría de un prestigioso doctor, fueron publicados en importantes revistas científicas.
Pese a que la actriz es más conocida por su participación en éxitos de taquilla, también tiene un currículum académico destacable, ya que compaginó sus primeros trabajos como actriz con sus estudios, los cuales se volcaron por el área científica.
En 1998, Natalie finalizaba sus estudios de preparatoria, por lo que llevó a cabo una investigación, junto al doctor Jonathan Woodward, encaminada a desentrañar cómo podrían reutilizarse desechos orgánicos y biodegradables para generar energía.
El estudio, nombrado «Un método simple para demostrar la producción enzimática de hidrógeno a partir del azúcar» participó en una convocatoria de «Discover Magazine», una revista de divulgación científica que, que premiaba al artículo más novedoso con el financiamiento de Christopher Columbus Fellowship Foundation.
El artículo de la actriz fue el ganador, al ser publicado en la revista, pero esa no fue la única retribución que recibió la todavía estudiante, pues le fueron entregados 100 mil dólares, bajo el nombre de Natalie Hershlag, su apellido de nacimiento.
Posteriormente, la actriz siguió haciéndose acorredora de otros reconocimientos y no precisamente escolares, pues para 1999 participó en «Star Wars: Episodio I – La amenaza fantasma», al dar vida a Pamdé Amidala, y aunque con esa cinta Natalie desbloqueó otro peldaño en su carrera, también tenía muy claro que quería terminar sus estudios, por lo que prefirió quedarse en casa para estudiar para un examen final que asistir a la premier de la cinta de George Lucas.
Más adelante, a comienzos de la década de los 2000, Portman comenzó sus estudios de psicología en la Universidad de Harvard, los cuales finalizó en 2003, gracias a un trabajo sobre la memoria con el que demostró un método para explicar cómo la permanencia de objetos en la cabeza afecta la concentración de hemoglobina en el cerebro.