Por Erick Cortés.- El pasado 19 de enero, Japón se unió al exclusivo grupo de naciones que han podido aterrizar en la Luna, aunque la hazaña se vio ensombrecida por un inesperado incidente: La sonda japonesa SLIM, que alunizó a 55 metros de donde planeaba, se volcó.
Las primeras imágenes enviadas desde la Luna confirmaron los temores que se habían generado inicialmente a través de los datos de la nave. SLIM se encontraba con los propulsores mirando hacia arriba.
Utilizando el robot LEV-2, tan pequeño como una pelota de tenis, la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) tomó una fotografía del módulo, confirmando su fatal desenlace: La nave se inclinó en la pendiente de un cráter y cayó de lado con los paneles solares hacia el oeste, por lo que sólo un cambio en la dirección de la luz solar podría activarla.
En la Luna los días y las noches tienen una duración de 29 días terrestres, así que la nave tendría que ser reactivada antes de que el sol deje de iluminar la zona donde se encuentra (el 1 de febrero), pues no está diseñada para sobrevivir a la larga y congelante noche lunar.
En esta misión, Japón puso a prueba un nuevo sistema de aterrizaje automático con inteligencia artificial, y aunque la nave aterrizó a 55 metros de su objetivo, la JAXA informó que esto se debió a una falla en los motores, por lo que la inteligencia artificial se seguirá utilizando en las futuras misiones espaciales del país.
En lo que va del siglo, tres naciones (China, India y Japón) han alunizado con éxito; mientras que las naves de otros tres países (Israel, Rusia y más recientemente Estados Unidos, que llevaba a bordo la misión mexicana Colmena) han experimentado fracasos en sus intentos de llegar al satélite, lo que demuestra la complejidad de los viajes de exploración espacial y la necesidad de seguir aprendiendo en cada misión.