San Cristóbal de Las Casas (México), 10 dic (EFE).- Ataviados con sus trajes regionales y acompañados con música de viento y cohetes, centenares de niños celebran en el municipio de San Cristóbal de Las Casas, en el suroriental estado mexicano de Chiapas, la tradicional «Subida de los Inditos» en homenaje a la Virgen de Guadalupe.
Los infantes inundan las principales calles de esta ciudad vestidos con sus diferentes trajes regionales, representativos de los 125 municipios del estado. Caminan junto a su padres y madres, que portan antorchas e imágenes religiosas, rumbo al Templo de la Virgen de Guadalupe para recibir su bendición.
Para los fieles católicos realizar esta travesía y presentar ante la Virgen a sus menores de edad es un compromiso de responsabilidad en la educación de los niños en la fe y en la vida cristiana, por lo que desde temprana edad comienza la enseñanza. Así lo relata para Efe Mateo Pérez Pérez.
«Acabamos de llegar, venimos de Juquila y vamos a San Juan Chamula. Llevo 23 años de carrera de la antorcha. Gracias a Dios estamos avanzados por la visita. Familiares y amigos vamos como en una comunidad, un grupo de antorchas, un grupo de gente que le gusta festejar a la Virgen de Guadalupe como es la tradición por usos y costumbres», dijo.
Aunque no hay registros que identifiquen con precisión el origen de la tradición, los habitantes de esta ciudad de arquitectura colonial calculan que esta ceremonia, previa al Día de la Virgen el 12 de diciembre, tiene más de 100 años.
El ritual comienza desde muy temprano, cuando los creyentes salen de diferentes municipios para poco a poco congregarse por la tarde en esta ciudad y participar en la peregrinación para visitar a la Virgen, que tiene más de 169 años de antigüedad en esta ciudad.
Marleni López Entzin, nativa del municipio de Chanal, junto con su esposo, nativo de Huixtan, relata a Efe que viajó más de dos horas para llegar al recinto de la Virgen Morena. Hoy cumple su segundo año consecutivo de traer a su primogénito.
«Es una cuestión familiar, espiritual, y consigo trae una parte de prosperidad, de felicidad con la familia. Es una cuestión emocional, que eso apoya en la familia: mucha felicidad mucha prosperidad», manifestó.
La fe mueve a la familia de Teresa de Jesús Gómez, que viene caminando desde San Felipe, una comunidad marginada. Teresa expresó con lágrimas: «Hoy nos toca venir con la familia a dar gracias y a pedir que nos dé salud y abundancia. Fue un año bueno y espero que continúe así».
El padre Guillermo Hernández Pinto, párroco del Templo de la Virgen de Guadalupe, comentó que la tradición no ha decaído, pues a pesar de la situación económica la gente hace sus sacrificios y busca la manera de obtener la vestimenta con grandes sacrificios.
«La crisis es difícil pero yo he visto que mucha gente hace un sacrificio. Eso es lo que vale para la gente: hacer un sacrificio en honor a la Virgen aunque le cueste, aunque no coma. Pero hace su guardadito con tal de tenerlo (el vestuario) para estas fechas», sostuvo el clérigo.
El párroco agregó que es un consuelo que la gente continúe con la fe. «Viene a rezar, trae su ofrenda; eso es lo que más vale para nosotros como sacerdotes y de la gente que no deja de venir con devoción», expuso.
«Ayer los hermanos de Zinacantán vinieron a donar los arreglos de flores que están en los arcos. Ellos los donan, vienen con su gente, sus esposas, sus hijas, y traen las ollas de comida de caldo de gallina y lo comparten», acotó.