México, 3 jun (EFE).- Los menores maltratados o abandonados por sus familias han quedado en el limbo por la falta de asistencia pública de las casas de acogida de México por las medidas estrictas del confinamiento para evitar los contagios del coronavirus.
Una media de 3,6 niños y adolescentes mueren diariamente en México a causa de la violencia y otros muchos mas son rescatados por las autoridades para ser alojados en las casas de acogidas.
Con el confinamiento obligatorio decretado por el Gobierno para combatir la pandemia del COVID-19, las casas de acogida han cerrado sus puertas y rechazado acoger a mas menores para evitar los contagios.
El drama de los niños maltratados o abandonados es mayor aún en tiempos de pandemia al registrarse además de un aumento de los casos de violencia familiar.
Mariel Balbuena, directora de la Fundación DB, explica a Efe que continúan las llamadas para confirmar si «recibimos niños, pero debemos cuidar a los que están dentro, por lo tanto no estamos aceptando menores».
El Ejército de Salvación, organización que recibe menores, también tiene sus puertas cerradas para «resguardar a los chicos», indicó uno de los militares al frente de la institución.
Centros de acogida de bebes como Casa Paz también están en una situación similar. «Han llegado mujeres embarazadas, pero no podemos atenderlas por el confinamiento», se lamenta la Hermana Mariela.
En México hay alrededor de 900 casas de acogida en todo el país que trabajan para las autoridades y las fiscalías estatales.
En 2015, la última fecha de registro, se contabilizaron 33.118 menores en las casas de acogida del país.
Por el momento, no hay fecha para volver a recibir niños en sus instalaciones. Todas las casas de acogida esperan instrucciones del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y los más optimistas hablan de finales de junio.
Fuentes del DIF explicaron que están buscando «debajo de la tierra un lugar seguro para los niños».
Algunos centros de la red del DIF que acogen niños, como el caso de Casa Coruña, acceden a permitir la entrada de menores una vez que han pasado la prueba del coronavirus.
INTEGRACIÓN EN FAMILIAS
Teniendo en cuenta las limitaciones impuestas por la pandemia, uno de los principales objetivos se centra en que el 90% de los menores rescatados se integren en hogares, tanto de familiares como de familias de acogimiento temporal, en detrimento de las casas de acogida, ya que las directrices del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) apuntan en esa dirección.
Cada vez se disminuyen más los tiempos de investigación para decidir si las familias y los menores son aptos para acoger a los niños.
«Hace un año se tardaba 8 días en hacer una declaración del menor, ahora lo hacemos en 8 horas si es un horario diurno», explicó un funcionario del DIF.
Matilde Luna, directora de la Red Latinoamericana de Acogimiento Familiar (Relaf), asegura que durante la pandemia se han puesto en marcha una serie de procedimientos mínimos para agilizar la identificación de familias que pueden acoger a los niños abandonados.
Se solicita a las familias una declaración jurada de que no tienen antecedentes penales y gozan de buena salud, se realizan pruebas psicológicas virtuales y un seguimiento al niño una vez entregado es entregado a la familia de acogida temporal.
La directora de Relaf considera que «paradójicamente la pandemia está obligando a acelerar los cambios que estábamos trabajando».
La Secretaria de Gobernación ha admitido que durante el confinamiento la violencia intrafamiliar ha aumentado un 120%, mientras que llamadas de auxilio al 911 han subido un 40%.
No obstante, el presidente de México, Manuel López Obrador, ha desmentido esos datos y asegurado que muchas de las llamadas son falsas.
«No es nuevo en esta Administración negar las fuentes, es la estrategia de la pos verdad», declaró a Efe Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), que se queja que el actual Gobierno haya recortado el presupuesto para los DIF en un 24%.