Ayer fue la última oportunidad para que la población de Aguascalientes rezagada recibiera la tan ansiada vacuna contra el Covid-19 y regresó el caos a los puntos donde se aplicó el biológico.
Las filas, desde una noche antes para acceder a la tan esperada vacuna eran impresionantes, ya a pie, ya en auto, con hombres y mujeres de todas las edades que incluso se quedaron a pernoctar con tal de alcanzar una dosis.
Hicieron bien, pues el que alcanzó, alcanzó, pero ya no es responsabilidad de las autoridades locales y federales, pues la convocatoria ya tiene mucho tiempo que comenzó y que fue replicada en medios impresos, electrónicos y en redes sociales, para su mayor penetración. El que la gente no acudiera se dio por varios factores, desde el miedo, la mala información, la supuesta falta de tiempo, creencias absurdas, ignorancia, en fin, los pretextos no faltaron.
Ahora, eso en cuanto a la vacuna, pero el siguiente paso es seguirse cuidando, pues la tercera ola, ya tan mencionada, sigue arrasando por el número de contagios y decesos, y para acabarla, un eminente especialista en infectología asegura que se están maquillando las cifras sobre la pandemia y esto lo único que logra es que la población baje la guardia; de por sí la gente no entiende ni siquiera porque seguramente conoce a alguien cerca de su entorno que se ha contagiado del Covid o que tal vez falleció.
Pero esa es responsabilidad de cada individuo, no se puede obligar por ningún medio a que se cuide a sí mismo, como sí lo hacen en otros países, por ejemplo en Europa, donde varias naciones continúan imponiendo encierros y restricciones a varios sitios si no se demuestra que ya recibieron la vacuna; incluso, hay otros países que de plano tienen cerradas sus fronteras a la gente que va de otros lares, por aquello de que lleven el virus que medio se ha logrado controlar.
Las alertas, no vayamos tan lejos, se dan aquí localmente, en los mismos nosocomios donde ya se reportan saturadas las salas de terapia intensiva y por lo menos en los hospitales 1 del IMSS y el del ISSSTE ya no tienen ocupación de camas con respirador, lo que habla de la gravedad de la pandemia y que las autoridades locales no han querido tomar en cuenta, porque siguen organizando eventos masivos que tarde o temprano cobrarán la factura en la salud de la población vulnerable.
Así pues, la característica del mexicano, no todos afortunadamente pero sí la gran mayoría, es que todo se deja hasta el final y ésta no podía ser la excepción y se pudo ver en los centros de vacunación que toda la jornada lucieron atestados por los indecisos que no acudieron en tiempo y forma a inocularse.