Los alimentos industrializados como las sopas instantáneas deben ser la última opción de alimentación para las personas, pues por su composición son productos de mucho riesgo para la salud y el desarrollo, sobre todo de los niños y adolescentes, advirtió el doctor Ismael Landín Miranda tras alertar sobre la composición que tienen esos productos, pues contienen conservadores, colorantes, ablandadores y otros componentes dañinos para el organismo.
El pediatra e investigador, especialista en salud y nutrición, sostuvo que las sopas instantáneas, al igual que todos los enlatados, son un riesgo para la salud en mayor o menor grado, por eso lo recomendable es consumir alimentos naturales, porque garantizan el aporte de nutrientes que el organismo necesita.
Al poner en claro que para la nutrición de cualquier persona “los alimentos deben ser simples, saludables y naturales”, el especialista aseveró que todo lo que conlleve colorantes, conservadores, ablandadores u otros componentes químicos, constituye un riesgo para la salud de las personas, sobre todo porque no se sabe a ciencia cierta qué contienen y cuánto contienen de esos elementos, por eso lo más recomendable es evitar su consumo.
“La satanización de las llamadas sopas instantáneas, al igual que lo que sucede con otros alimentos enlatados, no es gratuita, puesto que no son lo que dicen ser y además presentan elementos que son malos para la salud y que van contra el desarrollo, sobre todo de los niños y adolescentes, por lo que no es recomendable llevar una dieta a base de ese tipo de productos, que además se cocen o preparan en los hornos de microondas, con lo que eso produce en cuanto a su composición”, subrayó.
Las sopas instantáneas, como las que se han inmovilizado y a cuyas empresas fabricantes se les ha exigido que tengan mucho cuidado en lo que utilizan para su elaboración, no son recomendables, porque no se trata de productos saludables, así de sencillo.
El doctor Ismael Landín dijo que lo mejor en cuanto a la alimentación habitual no es comer ni cuatro, cinco o seis veces al día o entre comidas, sino hacerlo normal, es decir: desayuno, comida y cena, y hacerlo con productos naturales del campo, como son los granos, la leche, el huevo, la carne, además de agua natural o de fruta de la temporada en lugar de las gaseosas.