El modelo del agua por el que se han decantado las autoridades del Municipio capital, lamentablemente generará muchos problemas con el abasto del vital líquido debido a una serie de factores como la grave escasez que se tiene del mismo y las fallas en las recargas ante la ausencia prolongada de las precipitaciones pluviales, advirtió el secretario general del Colegio de Geólogos, Arturo Sotelo Rodríguez.
Sostuvo que este problema se agudizará en el corto y mediano plazo y termina por cobrar una alta factura en muchos sentidos, pues la decisión que se tomó con relación a la operación y comercialización del agua potable se hizo de manera apresurada y sin entrar al fondo de la problemática que se tiene por el agotamiento de los mantos freáticos y lo caro que resulta la extracción de la poca agua que ya se tiene en el valle.
“Vamos a enfrentar una grave escasez de agua porque no está habiendo recarga de los mantos freáticos y porque el consumo se está disparando sobre todo en las actividades agrícolas”, sostuvo el especialista tras advertir que el problema del abasto no se resolverá con la creación y equipamiento de más pozos, sino contando con una estrategia integral que permita controlar la explotación de lo poco que se tiene de agua en el subsuelo.
Las autoridades no han dimensionado el problema que se enfrentará luego de que se retome el servicio por parte del Municipio, pues ya no estamos en el pueblo de décadas atrás sino que la ciudad y todos los municipios están en franco desarrollo y bajo esa dinámica se está consumiendo mucha más agua de la que se puede captar de las lluvias y de otras fuentes.
En ese sentido, Sotelo Rodríguez indicó que de acuerdo a los datos que maneja la Conagua en su dictamen sobre la “Actualización de la disponibilidad media anual de agua en el acuífero Valle de Aguascalientes”, existe una recarga anual de 290 millones de metros cúbicos contra un volumen de extracción de 556 millones de metros, lo que significa que la sobreexplotación es del 52% y que en el corto plazo se comenzarán a padecer las consecuencias de esta delicada problemática.
Advirtió que esta sobreexplotación trae como consecuencia que el nivel de aguas freáticas descienda hasta tres metros en promedio, por lo que cada vez se tiene que perforar a mayor profundidad, con el consecuente incremento en los costos de operación y el eminente deterioro en la calidad del agua.