México, 22 dic (EFE).- El mexicano José Mauricio cortó una oreja a cada uno de los dos toros a los que se enfrentó este domingo para conseguir su segunda puerta grande consecutiva en la Temporada Grande de la Plaza México.
En el noveno festejo de esta temporada, los mexicanos Fermín Rivera y Juan Pablo Sánchez no obtuvieron trofeos. Rivera saludó desde el tercio tras la muerte de su segundo toro.
Se lidiaron reses del hierro de Montecristo, siendo estas de dispar presentación, descastadas y escasas de fuerzas, salvo el toro que salió en quinto lugar que destacó por su bravura y presentación.
La plaza registró casi un cuarto de entrada en un tarde fría en la Ciudad de México. El festejo de seis toros rozó las tres horas de duración.
Mauricio logró su segunda puerta grande seguida en circunstancias muy similares a la anterior. Al igual que hace una semana Mauricio tuvo enfrente al mejor toro de la tarde, siendo el de este domingo el único de la corrida realmente encastado y con fuerzas suficientes para lucir su bravura.
De la misma manera que ante Malagueñito de Barralva, con Primazo de Montecristo, Mauricio fue incapaz de dar una tanda entera ni lograr meter al burel en la muleta, por lo que éste fue generando peligro.
La falta de sitio del torero, muy despegado al citar y sin cruzarse, convirtió en un rival imposible al de Montecristo que acabó por propinarle una voltereta sin mayores consecuencias.
El toro había acudido de lejos al caballo y con el capote demostró su movilidad y casta en unas medias verónicas que Mauricio ejecutó con mucha pureza y temple, el mejor pasaje al capote en lo que va de la Temporada Grande.
Primazo en banderillas se mostró algo más reservón, pero en el tercio de muleta volvió a ofrecer una embestida codiciosa que el torero mexicano no supo aprovechar.
Con los terrenos ganados por el toro, el percance, al igual que hace siete días, dejó la faena en un plano emocional y a los tendidos volcados a favor de Mauricio, que ya no necesitó más que arrimarse al toro sin siquiera realizar un pase completo. La certera estocada facilitó la segunda oreja.
Incomprensiblemente, el de Montecristo, muerto sin ser toreado debidamente, fue despedido en el arrastre con pitos mayoritarios.
Con su primer y blando rival, Mauricio tuvo el mérito de sacar pases al manso.
Destacó una muy buena tanda con la mano derecha, que aunque la inició con una imperfecta colocación, el temple hacia dentro con el que maneja la muleta, dibujando con el codo el recorrido por el que el animal debe seguir la tela, compuso unos muletazos ligados de gran belleza, que fueron de menos a más.
La faena no mantuvo el nivel y tan solo algún pase suelto con la mano izquierda mereció elogio. Mató de una estocada desprendida, a pesar de recibir un aviso paseó el apéndice como trofeo.
A resaltar el gran par de banderillas de Gustavo Campos a este segundo de la tarde, que sin duda ayudó a tener al descastado toro más dispuesto para la muleta de Mauricio.
Rivera realizó dos faenas muy largas, con dos toros muy blandos, toreando en paralelo y justificándose con desplantes y arrimones a rivales casi agónicos, especialmente el cuarto de la tarde.
Sánchez dejó pases templados en su primer toro y abrevió en ambos ante la falta de recorrido y casta de los dos toros.
La corrida de triunfadores deja a Mauricio en solitario como matador destacado en lo que va de Temporada Grande. Lo indica la estadística con sus dos puertas grandes.
Además cuenta con el apoyo de los aficionados y ha dejado instantes de torería y personalidad en distintos lances. Pero sus triunfos se han dado tras haber fracasado al enfrentarse a la casta de dos toros que han traído la emoción para justamente facilitar el éxito de Mauricio.