México, 1 ene (EFE).- En algunas de las colonias más de moda de la Ciudad de México, como La Condesa, La Roma o el Centro, florecen alternativas curiosas o, incluso, «secretas», como cafeterías y rincones que recuerdan la Europa de principios del siglo XX.
Una de las opciones más llamativas en La Condesa es el Budapest Café Cukrászda, un rinconcito en el que se puede disfrutar de repostería tradicional húngara sin salir de la capital mexicana.
Una experiencia que, además, se ve acompañada por una decoración muy bien cuidada, que permite al visitante retrotraerse a una de las etapas más intensas de la historia húngara.
«Mis suegros salieron de Hungría durante la Segunda Guerra Mundial y llegaron a México tras una peripecia enorme», rememora Alberto de la Torre, gerente del establecimiento.
El suegro de De La Torre, que era cirujano oftalmólogo, fue aceptado como profesional en un prestigioso hospital de Rochester (Estados Unidos), lo que le permitió operar a un alto funcionario de la Secretaría de Gobernación mexicana, quien, agradecido, facilitó la regularización migratoria en México del médico.
Los suegros del gerente de Budapest Café Cukrászda fallecieron hace un tiempo, pero su mujer «quiso mantener la esencia» de la tradición familiar, plasmándola en un negocio de hostelería. El primero lo abrieron en la colonia (barrio) Polanco, una de las más acomodadas de Ciudad de México, y luego quisieron trasladarlo hasta la Roma.
Entre los elementos más destacables de la decoración del actual establecimiento destacan una cafetera de la década de 1950 o los diferentes motivos que trasladan al cliente a la realidad húngara del primer tercio del siglo XX.
De hecho, la decoración del espacio «procede de Hungría, de Budapest, y tiene influencia de otros países de Europa Central», explica De la Torre, quien asegura que su mujer quiso evocar cómo era una cafetería en la época en la que sus progenitores tuvieron que huir de Europa.
A esto se une que toda la pastelería del Budapest Café Cukrászda es de tradición austrohúngara. «Son recetas que trajo mi suegra y que, a su vez, las había heredado de su mamá. Y mi esposa siguió haciéndolas igual», agrega.
CAFÉ SECRETO
No muy lejos de allí, en la colonia Nápoles, el caminante puede hacer parada y fonda en el Café Pennsylvania. Se trata de un negocio curioso, que muchos consideran «secreto», al estar emplazado dentro de una antigua vivienda.
«En realidad, cuando califican al Café como secreto, a lo que se refieren es que se trata de un lugar que posee una presentación poco tradicional, al ser el hall de un antiguo departamento tradicional de la colonia», explica a Efe Mireya Olivas, dueña de este negocio.
Gracias a que se mantuvo la fisionomía original del espacio, «la gente entra y parece que se encuentra en una vivienda, por lo que se siente como en casa». Los clientes no creen estar en un café y «piensan que es secreto».
En este establecimiento, especializado en pan para el desayuno, se puede tomar desde café hasta diferentes tipos de infusiones. Todo ello -además- acompañado por un ambiente acogedor y familiar.
El negocio solo abre hasta las 14.00 horas. «El horario es matutino para que el servicio sea muy fresco», asegura Olivas, quien señala que se han querido especializar en desayunos y en el café de la mañana, ya que, de esta forma, «te aseguras que el pan esté recién hecho».
Como si fuera una biblioteca o un salón de estar, el acogedor local ofrece una variada carta. «No somos una cadena, sino un establecimiento local del barrio», subraya a Efe Olivas.
El tipo de público que visita el Café Pennsylvania es, sobre todo, «vecinos y mucha gente que trabaja en la zona», indica la propietaria. Llega gente de todas las edades atraídos por el pan recién hecho.
OTRO CONCEPTO, MISMA TRADICIÓN
Establecimientos como Budapest Café Cukrászda o el Pennsylvania rompen con el concepto clásico de cafeterías existente en Ciudad de México.
Pero también responden a la tradición de degustar una agradable tarde con buena compañía, como ocurre en otros establecimientos muy conocidos, como la Ideal, la Ópera y el Pata Negra.
En todos ellos, los mexicanos disfrutan de un café acompañado de la repostería propia de cada momento del año, y que en estas fechas consiste en la «rosca de reyes».