Con estos fríos días, no tan helados como se esperaba, se antoja una bebida caliente, tal vez un atolito, pero no el atole con el dedo que pretenden dar desde Gobierno del Estado para “solucionar” el eterno problema del transporte urbano.
Y es que ya están en cocheras, listos para dar servicio, los primeros camiones, nuevos de paquete, con los que la empresa foránea ADO irá controlando el transporte urbano en Aguascalientes; éste sería el as bajo la manga para de una vez desterrar los que proporcionaba servicio la Línea Express, que de la noche a la mañana sus operadores se quedaron sin trabajo, pues las autoridades ya no los dejaron circular porque no aceptaron los dueños las condiciones que les pretendieron imponer.
Obvio, pues además de los trabajadores, los afectados fueron los usuarios, quienes obligados por no tener opciones, debieron utilizar los camiones, algunos destartalados, que trajeron desde el Estado de México para solventar las necesidades de miles de personas que diariamente utilizan el transporte público.
De entrada los nuevos camiones gustarán a los usuarios, tan acostumbrados a la chatarra, no en todos los casos, claro está, pero la mayoría de las veces se transportan en unidades que dejan mucho qué desear, pero, en descarga de los concesionarios, muchos de los daños en la carrocería e interior de los camiones son ocasionados por las mismas personas, que no saben respetar la propiedad ajena y los pintarrajean, los ensucian y los destruyen.
Quienes ya han visto las unidades, que usted podrá apreciar en estas páginas, dicen que están bonitos, nuevos, flamantes y grandes, por lo que se deduce que estas unidades no entrarán al Centro ni a colonias periféricas, sino que serán utilizados en las rutas de los anillos de circunvalación.
El problema no es que haya camiones nuevos, sino que se infiere que el costo de los camiones será pagado indirectamente por el usuario, pues con el pretexto de la modernización del transporte, vendrá un aumento al pasaje.
Como ya lo han admitido los concesionarios, se pretende que el público costee 16 pesos por viaje, no los 9.50 que se pagan ahora, bueno, casi diez porque casi siempre los choferes quedan a deber el tostón.
Se espera, siendo optimistas, que con nuevos camiones el cambio y la mejora para el transporte urbano sea integral, pues por poner un ejemplo, deberán incrementar rutas y modificar horarios, así como que por salud ahora sí los camiones no deben ir llenos como latas de sardinas. Y por favor, que con el “cambio” también vengan reglas estrictas para los choferes, que les mejoren sus condiciones de trabajo, algo de lo que se han quejado durante largo tiempo, pero que también por su parte se apliquen y tengan un trato digno para con los usuarios, así como que respeten las elementales reglas de vialidad y de higiene.
Entonces, lo bueno, es que habrá camiones nuevos. Lo malo, es que con las flamantes unidades vendrá un sustancial aumento, que a los únicos que afecta, como siempre, es a los usuarios. Unas por otras, dirían, pero que no está bien, por donde quiera que se le vea.