“Estamos en febrero, mes del Seminario, la institución a la que se le ha llamado el corazón de la Diócesis o que algún Obispo también ha llamado la pupila de los ojos del Obispo, y es la institución a la que el Obispo le debe dedicar mucho tiempo, mucha atención, porque del Seminario viene también la fertilidad, donde se forman los futuros sacerdotes”, señaló el Obispo Juan Espinoza Jiménez.
Destacó que el Seminario es una institución que toca a todos los miembros de la Iglesia velar por ella, no solamente al Obispo, sacerdotes, formadores, sino que todos los fieles bautizados “somos de alguna manera responsables, formadores, de los futuros sacerdotes, que no caen del cielo, los sacerdotes surgen de familias comunes como las de todos nosotros y a todos nos toca acompañarles en ese proceso de formación. Claro que el Seminario tiene su equipo formador que está al pendiente para ofrecer una formación integral, gradual, procesal, única, que nos ayude a formar a los pastores, a los futuros sacerdotes que se configuren en Cristo buen pastor, cabeza de la Iglesia, seguidor de la Iglesia, esposo de la Iglesia; ahí estudian mucho y profundizan mucho en la teología, la filosofía, y tienen una visión completa de lo que está viviendo también el mundo, la sociedad”.
“No formamos a los intelectuales, formamos pastores, también aunque se reza, se ora y hay muchos momentos de oración en el Seminario. No formamos monjes sino personas que tienen una fe fuerte, firme, para poder ser mejores pastores y guiar a la gente, y aunque también hacen pastoral y son muy creativos y hacen muchas cosas, ahorita también utilizando los Medios de Comunicación, las redes sociales, sin embargo, ellos no son expertos en este campo pero sí utilizan este campo para hacer llegar el Evangelio a todos los rincones de la Diócesis y ellos también hacen un trabajo de información humana muy intenso, primero formar al hombre, formar al creyente y formar al sacerdote, al pastor”, dijo el prelado.
Para finalizar, Monseñor Juan Espinoza manifestó: “La sociedad necesita signos de esperanza y ojalá que el sacerdote donde quiera que esté sea un signo de esperanza; veo en Aguascalientes que el sacerdote tiene un lugar muy especial, y nuestros templos son lugares de oración, de reposo, donde la gente va y siente una fuerza especial, que es la fuerza de Dios y que encuentran en estos lugares sagrados a través de la palabra o través de la absolución que le da el sacerdote. Ojalá que todos nos unamos para que nuestro Seminario sea renovado, revitalizado, actualizado, que nuestro Seminario sea generador de cultura, de reflexión, de investigación pastoral, promotor de carismas y servicios, abierto al diálogo con otras instituciones educativas, movimientos, asociaciones, y ya que está consagrado a la Virgen de Guadalupe, ahí se formen los sacerdotes que tengan estas características, una personalidad humana madura, una espiritualidad cristiana muy profunda, una formación intelectual sólida y una actitud pastoral netamente misionera. Le pido a Dios que nuestros seminaristas se formen bien para que puedan servir mejor a esta bendita Iglesia de Aguascalientes”.
ACM