Monseñor Juan Espinoza Jiménez lamentó y calificó como terribles los acontecimientos ocurridos la noche del sábado en el estadio de futbol de Querétaro e hizo un llamado vehemente a frenar la violencia que sólo trae desgracias y en su lugar construir entre todos una sociedad más humana.
Desde la Catedral Basílica y en su homilía dominical, el Obispo diocesano hizo votos para que en Aguascalientes nunca se repliquen ese tipo de problemas que nos exhiben a todos como sociedad, que no tienen ningún sentido y que de igual manera nos lastiman a todos.
“Ojalá que los acontecimientos terribles que ayer (sábado) pasaron en el estadio de La Corregidora, en Querétaro, aquí nunca se repliquen, pidamos a Dios que no nos dejemos llevar por esas tentaciones del tener, del poder y de la fama que nos destruyen”, señaló el pastor diocesano.
Consternado por los hechos violentos ocurridos en el transcurso del juego de futbol que se desarrollaba en el campo del estadio de Querétaro, el Obispo de la Diócesis dejó en claro que la violencia no lleva a ningún lado, por lo que exhortó a los aficionados al futbol, pero también a la comunidad en general, a hacer a un lado el uso de la fuerza y las malas influencias.
Precisó que “servir a Dios es ayudar a los demás a conocer, amar, alabar y adorar a Jesucristo. Cuando queremos usar la fuerza, el poder, las influencias para imponer el Evangelio no servimos a la verdad con mayúscula. Estemos atentos todos, porque la manipulación de la religión, es decir el poder terreno que se adjudican ciertos personajes, es la astucia más sutil del enemigo que con frecuencia nos tienta como lo hizo con Jesús al sugerirnos usar la religión para mandar o manipular a las personas e imponerles la propia verdad, que no es la verdad de Dios”.
Al respecto, añadió que recordemos estas palabras tan profundas del Papa Benedicto XVI, quien nos dice que no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea o una imposición, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona que es Jesús, que da un nuevo horizonte a la vida y con ello una orientación decisiva.
En ese sentido, subrayó que “iluminados por la palabra y con la fuerza del Espíritu Santo continuemos la Cuaresma para conocer, seguir, imitar e identificarnos con Cristo, cumpliendo siempre la voluntad del padre en plenitud de entrega a nuestra vocación, al servicio de nuestros hermanos construyendo una sociedad más humana y más justa”.