En la misa dominical que presidió en Catedral, Monseñor Juan Espinoza Jiménez pidió, en el marco de la tercera semana de la Jornada de Oración por la Paz, por la conversión de todas las personas que participan en los grupos delictivos que han diseminado la violencia y la muerte en Aguascalientes y en todo el país.
De manera especial, el titular de la Diócesis de Aguascalientes oró para que termine la violencia, la barbarie y el sufrimiento que generan los grupos criminales, a cuyos integrantes les llamó a la conversión y a acercarse a Dios para terminar con el mal.
Frente al delicado problema de la violencia y de la inseguridad del que ninguna zona y ningún Estado del país está libre, el Obispo exhortó a la feligresía en general a buscar caminos de paz, reconciliación y fraternidad, dejando de lado lo que lastima a las familias y a la sociedad en su conjunto.
En la jornada donde también se pidió por los abuelitos que sufren de abandono y por el restablecimiento de la paz en Ucrania, el jerarca católico les pidió a los victimarios, que son quienes provocan miedo, dolor y muerte, acercarse a Dios, regenerarse y dejar el camino del mal, tomando en cuenta que “el pecador tiene un espacio en el corazón de Dios cuando se convierte y cuando deja el mal”.
“Hoy queremos pedirle especialmente al Padre por la paz en el mundo y en nuestra patria mexicana, pero también por la conversión de los victimarios que provocan dolor y destrucción”, subrayó el mandatario eclesiástico en relación al país que se encuentra convulsionado por la creciente inseguridad y la ola de muerte.
Ante ello, pidió que termine la violencia, la barbarie y el sufrimiento que generan los grupos criminales aquí en México, aunque para ello dijo que también necesitamos comprometernos todos, empezando por las autoridades civiles, en la tarea de buscar caminos de paz, reconciliación y fraternidad.
“En esta semana todos somos invitados a pedir por la conversión de aquellos que provocan muerte, de aquellos que provocan sufrimiento; también ellos están invitados a escuchar la voz de Dios”, destacó el Obispo Diocesano, tras dejar en claro que “el pecador tiene un espacio en el corazón de Dios, cuando se convierten, cuando deja el mal y más en este caso en el que todos queremos que termine la violencia y la destrucción entre hermanos”.
Ante ello, añadió, “animémonos a decirle al Señor: Señor, si nada más hay un mundo, nos perdonas, nos das la conversión, y pidamos por la conversión de todos aquellos que provocan mal, muerte, dolor en el hermano”.