Sitges (España), 7 sep (EFE).- La actriz ucraniana Olga Kurylenko, conocida por su papel de chica Bond en «Quantum of Solace», confesó este lunes en la presentación de su nueva película, «The room», en el Festival de Cine de Sitges, que inicia una nueva etapa en la que se está deshaciendo de las bagatelas acumuladas.
Protagonista junto con Kevin Janssens de la última propuesta cinematográfica del director y pintor Christian Volckman, se pronunció en estos términos, porque en la película da vida a una mujer que al lado de su marido se instala en una nueva casa en la que hay una habitación secreta donde se materializa todo lo que uno desea, desde un millón de dólares a un cuadro de Van Gogh auténtico.
Kurylenko, que en su carrera trabajó con Terrence Malick o fue pareja de Tom Cruise en «Oblivion», afirma que ha iniciado una nueva etapa de su vida en la que «cuantas más cosas tiro, más libre y ligera me siento, de cuanto más me deshago más feliz me noto».
A diferencia de lo que ocurre en la película, «donde tenemos una habitación que no hace más que crear cosas, yo en mi casa, donde hace poco he empezado a seguir el método Marie Kondo, he creado una habitación donde tiro cosas, es un desastre de lugar. Y ahora quiero eliminar objetos, desde ropa o joyas, y mantenerme sólo con lo básico».
Preguntada sobre qué demandaría si tuviera la oportunidad de pedir un deseo inmaterial, señaló que, en realidad, serían tres las cosas: «Quiero ser feliz, estar sana y tener amor, porque soy de las que piensan que no puedes ser feliz si no tienes amor ni estás sano».
A su lado, el director Christian Volckman, también guionista del filme, mostró su acuerdo, aunque también deja claro que «soy consciente de que todo lo que deseo, en un momento u otro de la vida se va a acabar».
Precisamente, indicó que con la película ha querido «explorar, una vez más, cómo funcionan nuestra mente, nuestros deseos, y cómo no ponemos límites a estos deseos, aunque los hay, debiendo encontrar un equilibrio».
Argumentó que si hoy un extraterrestre llegara a un supermercado y viera, por ejemplo, «todas las marcas de un yogur que allí se exponen le parecería raro, aunque es verdad que no es lo mismo lo que ocurre en el primer mundo que en el tercer mundo».
«Quería mostrar a una pareja dentro de su casa, gente normal, y ahondar en sus mentes y sus deseos más profundos, que aparecen gracias a esa habitación que concede sus deseos, pero hay que tener cuidado con lo que uno desea porque se puede hacer realidad y todo tiene un precio. Estamos creando monstruos, porque lo queremos todo y de forma rápida», apostilló.
Por otra parte, quiso rendir un homenaje a un inventor como Nikola Tesla y no descarta que haya más películas relacionadas con la que presenta ahora, en las que explorar otras estancias de la casa que ha filmado en «The room».
Preguntada Olga Kurylenko sobre su experiencia como chica Bond, destacó que fue «muy buena», prácticamente en los inicios de su carrera, y le aportó «muchos conocimientos», a la vez que «visibilidad internacional», porque había empezado a hacer películas en Francia, país donde fue a vivir con apenas dieciséis años, pero luego pudo trabajar en otros países.
A su juicio, participar en aquel filme fue «una oportunidad excelente que me abrió puertas a nivel internacional, si bien es verdad que no me he querido encasillar, porque me gusta trabajar en todo tipo de películas».
Por Irene Dalmases