CIUDAD DE MÉXICO, enero 29 (EL UNIVERSAL).-
Óscar Burgos, comediante mexicano, habló sobre los peligros de las cirugías estéticas a las que se ha sometido. Y es que, en uno de estos procedimientos para quitarse las bolsas de los ojos, perdió la vida por al menos 3 minutos.
En el podcast «Burgos Aquí Burgos Allá», de su canal de YouTube, el creador del Perro Guarumo recordó que antes de someterse a la intervención, un médico le realizó los exámenes necesarios para evaluar su estado de salud.
Con el panorama favorable, Óscar Burgos acudió a la operación, pero un pequeño error lo llevó a vivir una de las experiencias más irreales de su vida.
Como en cualquier cirugía, al comediante se le solicitó acudir en ayunas para evitar complicaciones durante el procedimiento. Horas antes de ingresar al quirófano, Burgos sintió algunos síntomas característicos de la gripe.
Para descongestionar su nariz, el también conductor se aplicó una dosis de Afrín y olvidó comentarle este detalle al médico. «Se me fueron llenando de agua los pulmones, hasta que colapsé y entonces tuve un paro respiratorio, y que me les voy», dijo.
Óscar Burgos reconoció que cometió un error al no haber notificado a su médico sobre el uso del medicamento. De haber hecho lo contrario, le hubieran reprogramado la cirugía para cuidar su salud.
Un médico intensivista lo ayudó a revivir en plena sala de operaciones: «Yo ya estaba muerto carnal, fueron como 3 minutos que duré muerto, y el vato que me revive». Pese a que el episodio fue dramático, el comediante recuerda a detalle todo lo que sintió en ese momento.
«Me acuerdo que empecé a toser y me desperté y no podía dejar de toser. Pero me ahogaba, no podía respirar. Tosía y no podía respirar, sólo echaba aire afuera y no para dentro. Mis pulmones estaban llenos de agua, no podían respirar oxígeno y entonces me dio mucho sueño, me quedé dormido y ahí fue cuando me morí», indicó.
De acuerdo con Óscar Burgos, contrario a lo que se cree, no vio ninguna luz, sino que calificó la experiencia de fallecer como «dormir sin soñar». Cuando recuperó la conciencia, de inmediato lo auxilió el personal médico.
A los tres días de haber muerto, sus familiares estaban esperando a que pudiera despertar y cuando lo hizo bromeó «una raya más al tigre». Dicho comentario le valió una regañada por parte de sus seres queridos, pues su vida corrió riesgo total.