CIUDAD DE MÉXICO (EL UNIVERSAL).- Las gomitas son uno de los bocados dulces más queridos por la gente, su textura masticable que hace rebotar la mandíbula mientras inundan de sabor las papilas es un factor que además de deliciosas, las convierte en algo divertido de comer.
Las distintas marcas que se dedican a su fabricación encuentran cada vez más formas peculiares y juguetonas para sorprender a los consumidores; sin embargo, una de las más clásicas sin duda son los osos de goma.
La historia detrás de las gomitas de oso
Hans Riegel fue un confitero de Bonn, Alemania, donde trabajaba en una empresa de dulces hasta el año de 1920, cuando tomó la decisión de emprender su propio camino en el mundo de los caramelos.
Los primeros productos de Hans fueron caramelos macizos que producía dentro de su hogar con tan solo un cazo de cobre y una mesa de mármol. Los dulces de azúcar transparentes se comercializaban gracias a su esposa, quien recorría las calles sobre su bicicleta para entregar los pedidos.
El nombre de la marca fue Haribo, creado a partir de las primeras dos letras del nombre y apellido de Hans Riegel y las primeras dos letras de su lugar de nacimiento, Bonn.
A pesar de ser populares, los caramelos duros Haribo no se vendían lo suficiente, por lo que Hans comenzó a experimentar para elaborar dulces suaves y añadió grenetina a su receta (misma que sigue siendo secreta hasta la fecha).
Si bien, Hans no fue el inventor de los dulces suaves, sí fue pionero en agregar grenetina a estos pues anteriormente marcas como Jujubes y Chuckles que habían incursionado en la venta de gomitas, las elaboraban a partir de pectina o almidón.
La adición de grenetina a los dulces fue el gran éxito de Haribo, ya que la textura gomosa y masticable era más placentera en comparación a la de la competencia.
Hans tuvo otro gran acierto que lo llevaría a hacer historia en el mundo de la confitería. Le dio forma de oso a sus gomitas, inspirado en los Tanzbären cuyo significado es «ositos bailarines» que eran una de las grandes atracciones de las ferias y festivales de Europa.
Aunque originalmente los osos de gomita eran más alargados y similares a un oso real de lo que conocemos en la actualidad, se convirtieron rápidamente en las golosinas favoritas de los niños.
El crecimiento de Haribo fue exponencial y para 1939 ya contaban con más de 400 empleados en la fábrica, con una producción de hasta 10 toneladas de confituras diariamente.
La Segunda Guerra Mundial golpeó fuertemente a la empresa, en 1945 su fundador, Hans Riegel murió y sus hijos fueron tomados como rehenes de la guerra.
Para cuando los hijos Hans Jr. y Paul pudieron regresar a su hogar, la fábrica de Haribo tenía cerca de 30 empleados; sin embargo, en tan solo cinco años, lograron ponerla de nuevo en pie y aumentar su plantilla a 1000 trabajadores.
En 1960, los hermanos Riegel, ampliaron el legado de su padre, comercializando las gomitas de oso a la mayor parte de Europa y poco a poco llegaron al mercado estadounidense.
Fue en 1982 que tomaron la decisión de abrir su primera fábrica dentro de los Estados Unidos, en Baltimore.
Los originales ositos de goma Haribo tienen sabores frutales a frambuesa, naranja, limón, piña, fresa y uno de los más especiales, manzana.
Muchos de los apasionados de las gomitas, aseguran que la competencia nunca ha podido igualar la intensidad de los sabores frutales o la textura de los ositos de goma Haribo por lo que continúa siendo un líder en la industria dulce.
La marca Haribo asegura que si se colocan todos los ositos de goma producidos durante un año, uno a lado, formarían una cadena capaz de darle la vuelta al planeta cuatro veces.