Por Erick Cortés.- Pakistán denunció este miércoles la muerte de dos niños y tres niñas heridas como resultado de un bombardeo aéreo realizado por Irán cerca de la frontera compartida entre ambos países, marcando un nuevo punto álgido en Medio Oriente.
A través de la agencia de noticias estatal Nour News, Irán confirmó que el bombardeo tenía como objetivo destruir los cuarteles en Pakistán del grupo yihadista Jaish al-Adl, una organización que Teherán considera terrorista por llevar a cabo varios ataques en suelo iraní desde el 2012.
A pesar de la escalada militar, el ministro de Interior iraní, Ahmad Vahidi, destacó las “muy buenas y estrechas” relaciones entre ambos países. Pero el Ministerio de Relaciones Exteriores de Pakistán convocó a Vahidi en Islamabad para protestar contra lo que considera «una violación injustificada de su espacio aéreo, completamente inaceptable y que puede tener graves consecuencias”.
Por su parte, el grupo Jaish al-Adl confirmó que sus instalaciones fueron alcanzadas por los misiles iraníes y reivindicó la autoría de varios ataques terroristas, incluyendo la matanza de once policías en Rask el pasado diciembre.
El ataque fue el tercero lanzado por Irán, después de bombardear objetivos que identificó como un cuartel de espionaje israelí en Irán y bases del Estado Islámico en Siria, tres eventos que incrementan la tensión en la región al mismo tiempo que Israel intensifica su ofensiva en Cisjordania, causando la muerte de al menos 163 gazatíes y la hospitalización de 350 nuevos heridos en las últimas 24 horas.
Ante la situación, los miembros de la Liga Árabe han convocado una reunión de emergencia y Pakistán ha retenido en su territorio al embajador Iraní.
Aunque Irán y Pakistán suelen acusarse frecuentemente, el enfrentamiento directo entre fuerzas oficiales de ambos países es poco común, por lo que la comunidad internacional observa con preocupación la tensión creciente en la región.