OAXACA (EL UNIVERSAL).- Griselda tiene un sueño: anhela ser maestra de primaria, pero por ahora tendrá que esperar. No aprobó el examen que presentó en la Escuela Normal Urbana Federal del Istmo (Enufi), en Ixtepec. Tal vez lo intente el próximo año, mientras tanto… a buscar un empleo, señala.
Como Griselda, hija de un campesino de Comitancillo, hay poco más de mil 300 personas que no pudieron ingresar a la licenciatura en Educación Primaria que se imparte en las normales de la entidad.
Esos jóvenes rechazados, al igual que los cientos que no fueron aceptados en las licenciaturas de Preescolar, Educación Especial y Física, tienen un futuro incierto y están obligados a buscar otras alternativas de educación y en la vida, expresa el director de la Normal del Istmo, Roque Jiménez Antonio.
Para el académico, hay un problema doble que convierte en más complejo el futuro inmediato de dichos jóvenes: la pandemia de Covid-19 amenaza sus vidas y limita la creación de nuevos empleos. Aparte de esos factores, la mayoría proviene de familias campesinas que difícilmente podrán solventar colegiaturas en escuelas privadas.
Griselda, quien fue la única de los 4 mil 728 aspirantes que presentó el examen de manera presencial debido a que tuvo problemas con la conexión a internet, confiesa que está consciente de las dificultades que enfrentará para continuar sus estudios superiores o para conseguir un empleo. En estos días, ayuda a vender en una miscelánea de Comitancillo.
Ella, como los miles de jóvenes rechazados, forma parte de esa generación que, con la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador de eliminar la reforma educativa de Enrique Peña Nieto y garantizar la contratación automática, volvió a ver en la carrera magisterial la oportunidad de un empleo seguro y con prestaciones.
Durante los años en que la reforma educativa tuvo vigencia, entre 2012 y 2018, las escuelas normales del país dejaron de ser atractivas porque se eliminó la contratación automática y sólo se registraban menos de 100 aspirantes, contra los 375 que solicitaron su ingreso a la Normal de Ixtepec, explica el director Roque Jiménez Antonio.
Atorados con la pandemia
De acuerdo con cifras de la Coordinación General de Educación Media Superior y Superior, Ciencia y Tecnología del gobierno de Oaxaca, este año egresaron más de 43 mil jóvenes del nivel bachillerato.
Poco más de la mitad no tiene posibilidades de continuar una carrera profesional.
Del total de egresados, 10 mil 500 corresponden al Colegio de Bachilleres del Estado de Oaxaca (Cobao), quienes enfrentan, desde meses antes de concluir sus estudios, el fantasma de la deserción, sobre todo en las comunidades indígenas.
En el municipio mixe de San Juan Guichicovi, por ejemplo, del Cobao 29 egresaron este año 135 jóvenes. El director, José Luis Morales Jiménez, dice que las autoridades educativas y municipales han ayudado a las familias de bajos recursos a solventar los estudios de los bachilleres, para que no deserten.
Entre esos egresados, también están 4 mil 700 que concluyeron el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos (Cecyte), pero según el director general, Gustavo Marín Antonio, sólo cerca de 30% continúa sus estudios y el resto, por falta de recursos y pandemia, ya no estudia.
«Es muy triste, pero es la realidad de nuestros jóvenes. Nadie nos preparó para enfrentar la pandemia«, dice la diputada local Migdalia Espinosa Manuel, integrante de la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología de la 64 Legislatura del Congreso del Estado.
«Lo digo con mucho pesar, nuestros jóvenes tienen un mundo incierto y creo que hubiera sido diferente para muchos de ellos si nadie abusara del programa (…) Jóvenes Construyendo el Futuro, que no está cumpliendo su propósito y que debe ser revisado por la 4T para combatir la corrupción que ahí impera», explica.