México, 22 ene (EFE).- Hay una forma de explicar la crisis entre Estados Unidos e Irán, las repercusiones del cambio climático o las nominaciones a los Óscar sin saturar al lector. Así lo ha demostrado Pictoline, un exitoso medio mexicano que cuenta las noticias a través de coloridas ilustraciones y tiras cómicas.
Pero Pictoline es mucho más que unos dibujos divertidos. Detrás de estas viñetas virales hay una sala de máquinas, ubicada en unas oficinas de un viejo edificio de la colonia Roma, el barrio de moda de Ciudad de México, en la que no hay tiempo para descansar.
El equipo publica a diario unas cinco ilustraciones sobre actualidad o divulgación que requieren de unas tres horas de trabajo y que reciben el nombre de «bacons» (tocinos), en referencia al cerdo del logotipo de la web que se ha hecho muy popular en internet.
Los más de 3,2 millones de seguidores en Facebook, 1,7 millones en Twitter y 1,3 millones en Instagram acreditan la gran acogida que ha adquirido en México y América Latina este proyecto que desde 2015 ha revolucionado la manera de informar.
«La idea surgió porque nos dimos cuenta que en todo este mundo de internet había una infinidad de información que muchas veces no llega a ningún lado», cuenta a Efe Raúl Pardo, director de contenidos e ilustrador de este proyecto, al rememorar su fundación.
Fue hace cinco años cuando cuatro jóvenes ilustradores encabezados por Eduardo Salles probaron de mezclar la información relevante para la gente con las nuevas formas de comunicar en internet: vídeos, gifs y memes. Así nació Pictoline.
«Cuando lo planeamos nos interesaba que esta información valiosa que hay en internet llegara a las personas», subraya a su vez Iván Mayorquín, director creativo e ilustrador del medio.
GRAN ATRACTIVO VISUAL
El resultado son infografías y dibujos visualmente explicativos, con colores muy vivos, aspecto de cómic y trazos generalmente circulares. «Esa estética comunal es algo que sucede de forma natural pero no es algo buscado», explica Mayorquín, originario de Mazatlán (Sinaloa).
Junto a los ilustradores, hay un grupo de periodistas y de animadores web con los que el equipo de Pictoline suma algo más de una decena de personas que trabajan de forma similar a la de un periódico.
A primera hora de la mañana se reúnen para proponer los temas en los que trabajarán durante el día. Los más innovadores se ganan tener un «bacon», que primero diseñan en un boceto en una pizarra para luego ponerse a trabajar con la ilustración definitiva y con los textos que la acompañarán.
Las temáticas pueden ser desde las revueltas de Chile hasta curiosidades cómo por qué las películas suelen durar dos horas. ¿Cuál es el criterio? «Ya sea política, cultura pop, deporte o ciencia, el primer filtro es que nos parezca interesante», cuenta Pardo, originario de Guadalajara (Jalisco).
Pero como dicen en las facultades de periodismo, la actualidad nunca descansa, algo que obliga al equipo de Pictoline a estar pendiente de la última hora, los famosos «breaking news».
Así pasó con el error histórico de los premios Óscar de 2016, cuando se anunció como película ganadora a «La La Land» pero luego se rectificó por «Moonlight». Pictoline, que había publicado rápidamente la ilustración que tenía preparada por si ganaba el filme musical, tuvo que modificarla con la misma velocidad.
«Hubo que hacer el cambio y responder rápidamente a esa situación para no verte como un idiota. Hicimos un ajuste que parecía que lo teníamos todo preparado», rememoró Pardo.
Por su parte, Mayorquín no olvida esa tarde del 15 de abril del año pasado en la que la catedral de Notre Dame se consumió por las llamas.
«Yo estaba por acabar mi jornada laboral e irme pero pasó eso. Se estaba quemando y no sabías cuándo se iba a acabar ni sus dimensiones. Dibujé Notre Dame y estuve esperando un buen punto para soltar la información», revela Mayorquín, ofuscado por «no desinformar ni ser más alarmista de la cuenta».
Y es que al no tener formación periodística, los ilustradores de Pictoline han ido aprendiendo de sus compañeros reporteros y de métodos de trabajo como los del The New York Times.
«Nos costó mucho trabajo decir que somos periodistas porque éramos cuatro ilustradores que no sabíamos nada de periodismo. Evidentemente, ha habido un montón de aprendizaje», cuenta Pardo.
Ahora buscan usar siempre «fuentes muy fiables» de información y corroborar con expertos los asuntos de divulgación científica para dar las mejores explicaciones a las curiosidades más diversas, añade Mayorquín.
Lo único que no tiene una explicación clara en Pictoline es por qué su logo representa a un cerdo, algo que ha sido motivo de infinidad de teorías por parte de sus seguidores.
«No hay ningún propósito, ninguna historia detrás. Más bien buscamos un animal que no fuera usado por otras marcas», desvela Pardo entre risas.