En la conclusión de la Jornada de Oración por la Paz, el Obispo Juan Espinoza Jiménez pidió que quienes encabezan los gobiernos en los tres niveles, rechacen el mal uso del poder, la corrupción, la falta de respeto a las leyes y la indiferencia a los problemas que padece la población.
En la misa dominical donde también pidió por la conversión de quienes actúan al margen de la ley haciendo que la violencia y la inseguridad estén regadas por todo el país y tras exponer la necesidad de que nos despojemos de la avaricia, la abundancia y de todo lo que aleja de Dios, el titular de la Diócesis de Aguascalientes y los participantes en la celebración eucarística pidieron también por quienes ejercen el Poder Legislativo, para que junto con el Poder Ejecutivo trabajen por una sana política que actúe desde una visión amplia capaz de reformar las instituciones, coordinarlas y dotarlas de mejores prácticas que permitan superar presiones e inercias viciosas y que ayuden a pensar en el bien de todos.
De la misma manera se pidió “por la conversión de los victimarios que han perdido el sentido de la caridad y la fraternidad, para que busquen la razón y recapaciten en sus actos de tal modo que más bien busquen la virtud que los haga entender que sus prójimos no tengan que padecer la miseria del dolor, la pobreza y la muerte”.
En otra parte de su homilía, Monseñor Espinoza Jiménez dijo que si bien la búsqueda de seguridad es inherente al ser humano, sin embargo basar esa seguridad en el consumo desmedido y en el tener implica un desequilibrio, una pérdida de sentido y una perdición como personas.
Ante ello, sostuvo que se debe tener presente que todos los bienes que se tienen los da el Señor para hacer marchar al mundo, para que vaya adelante la humanidad y para ayudar a los demás, por lo que nos debemos mantener lejos de la avaricia, porque “aunque este en la abundancia, su vida no depende lo que tiene, sino que depende de Dios”.
“Jesús dice claramente que la verdadera vida del hombre no depende de los bienes que posea, sino que es un don recibido de su mano, el cual no se asegura ni se compra con dinero”, subrayó el jerarca católico tras llamar al desprendimiento y generosidad para con los más necesitados.
Empero, el Obispo fue más allá al pedir que “no seamos altaneros ni pongamos nuestra esperanza en lo inseguro de las riquezas, sino en Dios que nos provee con generosidad de todo para que lo dispongamos, por lo que es importante que practiquemos el bien y nos enriquezcamos de buenas obras, demos con generosidad y liberalidad, pues de esta forma iremos atesorando para el futuro un excelente fondo con el que podemos adquirir la vida verdadera”.