El Obispo de la Diócesis de Aguascalientes, Juan Espinoza Jiménez, lamentó que los gobernantes en la actualidad den pan y circo al pueblo a fin de comprar voluntades y mantenerse en el poder. Lamentó además la hambruna que se vive en México y en todo el mundo, donde en la actualidad hay más de 700 millones de personas en pobreza extrema, mientras que hay quienes tienen alimento a manos llenas y lo desperdician. Llamó a los feligreses a compartir el alimento con los que menos tienen.
Durante su homilía dominical, Monseñor mencionó que tristemente hoy en día los políticos compran voluntades con migajas, sin preocuparse realmente por las personas, sobre todo por aquellas que ni siquiera tienen qué comer, cuando en los restaurantes se desperdicia comida a manos llenas.
Destacó que siglos atrás los emperadores acostumbraban “darle al pueblo pan y circo, es triste que los nuevos gobernantes sigan la tradición de los emperadores, dar migajas para comprar voluntades y mantenerse en el poder”.
Ante ello, llamó a la reflexión, sobre todo ante tantas personas en pobreza extrema en el mundo, “son más de 700 millones de personas que viven en la pobreza extrema y muchos de ellos no tienen ni para una comida diaria. Por otra parte no deja de haber en este mundo personas que banquetean y despilfarran la comida, sería muy sencillo echar la culpa a otros de ese acaparamiento de riquezas, de esa explotación del trabajo, de esos recursos mal distribuidos, pero no se vale echar culpas para evadir nuestra responsabilidad”.
Monseñor hizo un exhorto a que “reflexionemos a la sensibilidad ante las carencias del otro, esa sensibilidad que me lleve a preocuparme y a ocuparme, que sea capaz de compartir la comida con el vecino, el vestido con aquel que lo necesite, que no permitamos que la comida se quede en los refrigeradores y se eche a perder, que enseñemos a los niños a comer de todo y a cuidar la comida, que aprendamos a compartir lo mucho o lo poquito que tenemos con los más necesitados”.
Añadió que un estudio realizado en Estados Unidos, “aportó que si se compartiera la comida que desperdician los restaurantes en el mundo, nadie pasaría hambre”, por lo que conminó a convidar de nuestros alimentos al más necesitado.