«Sin importar la belleza de la estrategia, ocasionalmente hay que ver los resultados».
Winston Churchill
Para el presidente López Obrador no hay duda de que la estrategia contra el crimen y la violencia está funcionando. Las pruebas son que él preside diariamente las tempranas reuniones del gabinete de seguridad y que reparte dinero en programas sociales.
«Todos los días nos reunimos -recalcó en un video el 27 de junio-. Y en el caso de la violencia, pues estamos aplicados, atendiendo las causas. Lo primero es que la gente no se vea en la necesidad, sobre todo los jóvenes, de tomar el camino de las conductas antisociales; que tengan oportunidades de estudio, de trabajo, para quitarles las bases de apoyo a los delincuentes, que no se fomente el sicariato, es decir, el que jóvenes o personas por dinero sean capaces de quitarle la vida a un ser humano».
«Le hemos dado mucha importancia a la inteligencia -añadió-. Por eso, porque se tiene inteligencia, se han podido evitar estos atentados, o los resultados más graves y lamentables, de estos atentados. En el caso [de Omar García Harfuch], se sabía que había esta intención y se advirtió al secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, y por eso traía un vehículo más resistente para resistir cualquier agresión. Y él andaba también más atento y precavido».
«Nosotros no vamos a declararle la guerra a nadie -dijo-, no vamos a usar esas balandronadas. Tampoco vamos a violar derechos humanos. No vamos a hacer ningún acuerdo con la delincuencia organizada, como se hacía antes».
Para explicar su estrategia, el Presidente ha recurrido con frecuencia a expresiones infantiles: «Que se vaya al carajo la delincuencia. ¡Fuchi, guácala!»; a los delincuentes hay que darles «abrazos y no balazos», hay que «acusarlos con sus mamás y sus abuelas». En la práctica, López Obrador ha desmantelado la Policía Federal y creado la Guardia Nacional, con mandos militares y elementos tomados del Ejército y la Armada. Es una militarización de la policía, como la propusieron los gobiernos anteriores y rechazó Morena, aunque quizá no haya opción. López Obrador afirma que no va a declarar ninguna guerra a nadie, pero las autoridades siguen deteniendo a criminales como hacían los gobiernos anteriores. La violencia, mientras tanto, está en niveles históricos.
Si hay estrategia, no está funcionando. Aunque el secretario de Seguridad federal, Alfonso Durazo, no tenía experiencia en la materia al asumir el cargo, las Fuerzas Armadas sí. García Harfuch, pese a sus 38 años, también cuenta con experiencia y capacidad; quizá por eso sufrió el atentado del viernes. Pero al parecer nadie puede persuadir al Presidente de preparar una mejor estrategia.
La Guardia Nacional no ha sido suficiente para detener la violencia. No hay indicios de que los programas sociales hayan socavado la capacidad de las organizaciones criminales para reclutar sicarios. Qué bueno que no habrá acuerdos con el crimen organizado, pero no se entiende entonces la liberación de Ovidio Guzmán o el acercamiento del Presidente a la madre de “El Chapo” Guzmán.
López Obrador está convencido de que su estrategia va por buen camino. En su video de este sábado afirmó: «Vamos hacia adelante a que podamos conseguir la paz, la tranquilidad, con justicia, con rectitud, llamando a todos a que nos portemos bien para lograr una sociedad mejor». Pero hacer un llamado a portarse bien no parece ser una estrategia exitosa para enfrentar al crimen organizado.
Va bajando
También en la salud el Presidente se muestra optimista. «La pandemia -dijo en su video del sábado- afortunadamente va bajando, poco, pero va bajando». Sin embargo, yo tengo otros datos, y son oficiales. El 27 de junio México registró 602 muertes por Covid-19, el mayor número en el mundo, así como 4,410 nuevos casos, el lugar número 4.