Lisboa, 10 may (EFE).- Portugal, que hoy llegó a los 1.135 fallecidos por COVID-19, buscará un equilibrio entre el flujo de turistas, tanto nacionales como extranjeros, y el cumplimiento de las normas sanitarias de prevención contra el coronavirus.
La directora general de Salud de Portugal, Graça Freitas, insistió hoy en una rueda de prensa en que «el turismo ha de ser controlado para que se puedan cumplir las reglas».
Los sectores del turismo y de la hostelería han solicitado que a partir del verano puedan regresar a Portugal miles de emigrantes lusos provenientes de Suiza, Alemania, Francia o Luxemburgo, que cada año pasan sus vacaciones estivales en su país de origen.
Además, el sector también ha pedido al Gobierno luso que busque acuerdos con España para que los turistas de ese país puedan cruzar la frontera, que, de momento, permanece cerrada.
A partir del 18 de mayo entrarán en vigor nuevas medidas de desescalada en Portugal, por lo que las cafeterías y restaurantes podrían recibir al 50 % de su aforo permitido, con una distancia entre mesas de dos metros y, preferiblemente, en las zonas exteriores.
Por su parte, la ministra de Sanidad, Marta Temido, explicó que se mantiene el fin de semana del 30 y 31 de mayo para el inicio de los partidos de la Liga de Portugal, cuyos equipos comenzaron los entrenamientos de forma mayoritaria esta semana.
Aún así, aclaró, el inició dependerá de las reglas que se están ultimando por parte de la Dirección General de Salud portuguesa.
En esta jornada, el número de contagiados aumentó el 0,6 %, hasta los 27.581 positivos, y la apuesta del Gobierno portugués seguirá siendo, en plena fase de desescalada, por el cumplimiento de las reglas preventivas y la práctica de test de diagnóstico, ya que llevan desde el 1 de marzo un total de 532.000 practicados.