México, 22 may (EFE).- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reconoció este viernes la contaminación que genera las seis refinerías de Petróleos Mexicanos (Pemex), pero mantuvo su plan de aumentar su capacidad de procesamiento.
«Acerca de las refinerías, estamos en un programa para rehabilitarlas. ¿Pues cómo no van a contaminar, si las dejaron casi convertidas en chatarra estos irresponsables corruptos?», argumentó el mandatario en su rueda de prensa matutina.
Organizaciones ecologistas informaron a Efe esta semana que, pese al confinamiento, las altas emisiones de gases como dióxido de azufre (SO2) y la quema de combustóleo han elevado la polución de la zona metropolitana del Valle de México, una amenaza para la salud de 22 millones de habitantes.
La contaminación, aseguraron, proviene de una termoeléctrica y la refinería situadas en la ciudad de Tula, en el central estado de Hidalgo, que está entre las 500 empresas más contaminantes de México, Estados Unidos y Canadá.
López Obrador acusó a sus predecesores del «periodo neoliberal» de invertir 8.000 millones de dólares en las refinerías de Minatitlán, Cadereyta y Madero, pero sin resolver el problema.
También los responsabilizó de la ineficiencia de las otras tres, la de Salina Cruz, Salamanca y Tula.
«Hubo mucha robadera, ahora estamos modernizando las refinerías y, desde luego que no van a contaminar, y estamos aumentando su capacidad de refinación de las seis plantas», aseveró.
Y aprovechó la ocasión para defender su plan de refinación.
«Vamos a procesar este año un promedio de 750.000 barriles diarios y a partir del año próximo 1 millón 200.000 barriles diarios en esas refinerías, pero no hay corrupción», afirmó.
Pese a la crisis internacional del petróleo, el mandatario ha insistido en su promesa de que «todo el crudo se refine en México» para el 2023.
Para ello, ha ofrecido una inversión de 20.000 millones de pesos (870 millones de dólares) para rehabilitar las seis refinerías existentes de Pemex.
Eso se sumaría a la inversión cercana a los 8.000 millones de dólares que proyecta el Gobierno para construir la nueva refinería Dos Bocas en el suroriental estado de Tabasco.
La política energética de López Obrador lo ha confrontado con grupos ambientalistas, que denuncian que el Gobierno planea usar el combustóleo, un producto residual del petróleo más pesado y contaminante, para las plantas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Como prueba de ello, apuntan al acuerdo eléctrico que la Secretaría de Energía (Sener) publicó hace una semana para limitar la generación privada de energía renovable.
López Obrador ha defendido su criterio de priorizar a la CFE sobre los privados.
Además, este viernes cuestionó un monitoreo de la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, que exhibe que cinco de la seis refinerías de Pemex están entre las 25 más contaminantes del mundo.
«La NASA. ¿Y por qué no dijeron nada antes? Estaban en la luna, entonces», ironizó.