México, 17 sep (EFE).- El presidente electo de Guatemala, Alejandro Giammattei, visitó este martes el Senado de México, donde se reunió con el senador oficialista Ricardo Monreal, con quien conversó sobre la crisis migratoria y el desarrollo económico de ambos países.
«En nuestra visita a México, tuvimos la primera reunión con el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de México, Ricardo Monreal, coincidiendo que nuestros países deben construir muros de prosperidad para salir adelante», expresó Giammattei en Twitter.
Por su parte, Monreal, líder de la bancada del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena), explicitó a través de las redes que ambos conversaron sobre «migración, comercio, desarrollo fronterizo y amistad entre nuestras naciones».
Posteriormente, en rueda de prensa, el senador mexicano desveló que ambos políticos analizaron la situación migratoria «desde un punto de vista político y social, y no criminal».
Asimismo, Monreal explicó a Giammattei que el Senado mexicano rechaza que México se convierta en tercer país seguro para migrantes que buscan llegar a Estados Unidos, algo que sí ha aceptado Guatemala.
«Es un país que está a punto de convertirse en tercer país seguro, y obviamente nosotros le expresamos que hay un rechazo unánime del Senado de la República de que México se pueda convertir en tercer país seguro», dijo el senador.
Giammattei, quien tomará posesión el 14 de enero de 2020, se reunirá este viernes con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en la ciudad mexicana de Mérida, sede este año de la Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz.
México ha promovido un programa de reforestación en El Salvador y Honduras -con unos 30 millones de dólares por nación- con la perspectiva de aplicarlo también en Guatemala, como parte del Plan de Desarrollo Integral para frenar la migración forzada de Centroamérica.
La migración aumentó en México desde octubre de 2018, cuando caravanas con miles de migrantes, en su mayoría centroamericanos, comenzaron a ingresar al país para llegar a Estados Unidos.
A inicios de junio, Estados Unidos y México llegaron a un acuerdo migratorio que evitó que el primer país impusiera aranceles a todos los productos provenientes del segundo.
A raíz de ello, México envió a las fronteras con Estados Unidos y con Guatemala a la Guardia Nacional -un nuevo cuerpo de seguridad impulsado por el Ejecutivo- y se contrató a más personal migratorio.
El Gobierno de México y el de Estados Unidos se reunieron en Washington para evaluar los avances en control migratorio tras el acuerdo. De acuerdo con México, el flujo se redujo en un 58,7 %, cancelando la amenaza arancelaria.