Por Erick Cortés.- Un tratamiento que extraía hormonas del crecimiento de la glándula pituitaria de personas fallecidas, que posteriormente se inyectaban para estimular el crecimiento en personas con baja estatura, dejó de realizarse en 1985, tras descubrirse que transmitía la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, un padecimiento similar a la enfermedad de las vacas locas.
Ahora, un estudio liderado por el University College de Londres ha revelado que este tratamiento podría haber transmitido el Alzheimer a cinco personas en el Reino Unido, confirmando así los primeros casos conocidos de transmisión accidental de esta enfermedad.
Los afectados habían recibido hormonas de cadáveres en el pasado y comenzaron a mostrar síntomas de demencia entre los 38 y 55 años, sumándose a los más de 50 millones de personas que padecen la enfermedad sin tener un tratamiento eficaz.
Si bien el descubrimiento no es una buena noticia, podría abrir la posibilidad de mejorar el tratamiento del Alzheimer al comprender mejor la enfermedad. “Si somos capaces de conocer la cepa específica, podremos dirigir mejor el tratamiento de cada paciente. Este nuevo estudio es un experimento científico irrepetible. Sin querer, inyectaron la patología a los pacientes. Ahora van a poder aclarar cosas que de otro modo sería imposible”, explicó el neurólogo Pascual Sánchez Juan al diario El País.
Por su parte, los expertos enfatizan que el Alzheimer no es contagioso y que tratar con pacientes no implica riesgo alguno para las personas sanas. Más bien, las investigaciones resaltan la importancia de tomar medidas para evitar su transmisión accidental en procedimientos quirúrgicos invasivos, especialmente en neurocirugía, donde se utilizan instrumentos que deben estar debidamente descontaminados.