La delincuencia ya ni la Casa de Dios respeta y es que el pasado lunes 12 de febrero, a dos días de que arrancara la Cuaresma, el sagrario de la Parroquia de Santa María Asunta fue profanado.
Dicha situación provocó que la misa se dejara de celebrar en ese recinto hasta que fuera visitada por el Obispo Juan Espinoza Jiménez, quien este pasado martes presidió ahí un acto de desagravio, durante la cual externó con un sentimiento de tristeza el agravio realizado al Santísimo Sacramento, por lo que manifestó una intención especial por la persona que lo hizo, “también es nuestro hermano”, dijo.
Es importante señalar que la misa de desagravio es un acto para la reparación de manera litúrgica, ya que el objetivo es satisfacer la justicia de Dios a través del reconocimiento y la adoración de Cristo Eucaristía para vencer el mal con el reconocimiento de Dios.
Asimismo, exhortó a todos los fieles a amar y cuidar la Eucaristía, pues en ella se encuentra real y verdaderamente presente Jesús. Además, los invitó a pedir la misericordia de Dios y a orar por el arrepentimiento de las personas que han cometido actos de este tipo para que se encuentren con Jesús.
De acuerdo con la doctrina de la fe católica, esos actos corresponden a ofensas al Señor y ante esas situaciones no se puede ejercer el culto hasta que se repare la injuria por medio de un rito penitencial establecido.
Asimismo, el obispo es el encargado de determinar si efectivamente ocurre una profanación en el templo y eventualmente dará las indicaciones para proceder.